AQUELLOS CARNAVALES...Y LA INMIGRACIÓN

Introducción

La sociedad patriarcalista tradicional recibe un impacto cultural, tanto en Buenos Aires como en Rosario con el arribo
 masivo de extranjeros. En nuestra ciudad de 9.785 habitantes en 1858, va a registrar en 1884 alrededor de 50.000, de los cuales 35.000 son extranjeros, con preponderancia italiana y sólo 15.000 son argentinos.

La base de la población argentina, de marcada características mestizas, indo-afro-española, se fue conformando socialmente en dos capas: la aristocracia criolla rica y el vulgo criollo pobre. Pero con la llegada de los inmigrantes, aquéllos que económicamente fueron adquiriendo un alto nivel con el correr del tiempo, reclamaron para sus hijos integrar la clase alta y no sentirse relegados a la clase desplazada por ser “gringos”. (Palabra ésta que deriva de un vocablo inglés “green”, o sea verde referente a las tierras verdes de Irlanda)

La obra “M’hijo, el dotor”, de Florencio Sánchez es su mejor exponente. Es decir dinero y título universitario para ser considerado dentro de la clase que se denominó a sí misma “decente”, en el concepto moral de la época que la decencia la daba el dinero, aún si su procedencia no había sido muy honorable como apropiarse de tierras o explotar a sus peones.

1) Las clases sociales luego de la inmigración.

Como consecuencia, se produjo un corte más en su estratificación socioeconómica, representada por la clase patricia, la de los inmigrantes más emprendedores y una masa heterogénea de pobres, de todas las nacionalidades europeas, criollos pardos y morenos y “patricios” venidos a menos por desavenencias políticas o colapsos sociales y familiares.

En su mayoría los inmigrantes eran del tipo “golondrina”. Su intención era venir a la cosecha de cereales y regresar con los bolsillos llenos. Eran pobres y no traían a sus mujeres. Este hecho ayudó al auge de la prostitución, de los conventillos, de la población orillera. De los hijos de “nadie”, de los hijos sin padre, de la revelación de las madres como cabeza de familia. De los cafishos, compadritos, meretrices y otros personajes de igual laya.

Con esto el mestizaje se vuelve a fortalecer, pues de los vientres criollos nacerán hijos de este nuevo estrato social. Y es este nuevo estrato social el que estará compuesto por almas duales criollo-europeas. Estos hijos, carentes de historia, sin lazos familiares paternos, aún los que tienen un padre visible, sólo descienden éstos “de los barcos” al cortarse el vínculo con Europa. Así sus hijos se vieron obligados a rechazar su origen nativo, por influencia del concepto racista que se tenía de todo “lo gaucho”, sin conocer sus ancestros europeos. Es decir, que no serán “ni chicha ni limonada”, como lo expresa esta definición criolla. O mejor dicho, serán “como el clavel del aire”.

Con los inmigrantes que se quedaron, porque no pudieron o no quisieron volver, se formaron también las familias pobres unidos a mujeres argentinas, pero no siempre a feliz término porque los europeos llamaban a sus esposas legítimas, situación que se definía manteniendo los dos hogares, pero era más fácil abandonar a la familia anterior y emprender su nueva vida, como la religión manda.

2) El surgimiento de distintas Sociedades.

El cambio económico operado en el país y el surgimiento de nuevos ricos vinculados al agro exportador hizo necesario el nucleamiento en sociedades específicas. Así se crearon en Rosario la Sociedad Rural y la Bolsa de Comercio que atenderán los intereses económicos de la elite. Otras agrupaciones cubrirán las necesidades sociales como los Clubes cuyos integrantes deberán pertenecer a la elite, o la rama comercial, etc. según sus orígenes.

La presencia de una comunidad inglesa de definido peso social y económico, incorporó a la ciudad la usanza de los clubes deportivos, y generó la creación de varios de ellos: Rosario Rowing Club(1887), Argentino Rolway Club (1884), Newell's Old Boys en 1903. Otros fueron surgiendo, entre ellos, Gimnasia y Esgrima (1904), etc.

Se construyeron los teatros Ópera y Colón con el beneplácido de la población.