Diosa Rosarina: Ayelen Bonacina

Una modelo con suerte en las pasarelas
Ayelen Bonacina es alta y dueña de unas piernas envidiables, capaces de quitarle el sueño a más de uno. Una belleza rosarina, pero modelo por casualidad.
"Nunca quise ser modelo", le confió una de las bellezas de Leandro Rud Models a 24CON durante el mediodía de un domingo nublado. Lejos de la familia y del asado, un agua mineral y una chocolatada oficiaron de testigos de la charla en la confitería del Hotel Palazzo Ariete, en Villa Gesell.

"Me llegó la oportunidad en un momento justo. Tenía 18 años, no sabía qué hacer y la típica 'huída' parecía la mejor solución. Buscaba algo nuevo, distinto, me fui a Buenos Aires", arrancó el relato de una travesía que pareciera no tener punto final.

Una vez en la gran ciudad, "me crucé con Súper M (NR: un scouting de modelos televisado) y llegué a ser parte de las 16 finalistas. A esa altura conocía algo del ambiente y me gustaba, entonces opté por quedarme", le contó Ayelén al portal del conurbano.

Ante una nueva elección, buscada y obligada, desistió de la propuesta de Ricardo Pineyro y lo justifica: "Sentí que no era lo que quería para mi vida". Entonces, el afortunado Leandro Rud se cruzó en su camino: "Una amiga mía, Julieta, trabajaba con él y lo que me contaba me interesó. Acá estoy, hace un año y medio que formo parte de la agencia y estoy muy feliz".


Inmersa en las pasarelas y en las campañas fotográficas, lo que más le gusta hacer, Ayelen Bonacina sabe qué quiere de sí. Pasó de la psicología al modelaje y piensa seguir quemando etapas hasta poder "hacer algo importante en televisión". De hecho, participó hace tiempo en varios cortos y estudió teatro. Igualmente, mantiene los pies cerca del piso: "El próximo evento que tenemos es un desfile en Chile y me preparo para eso, en la semana tuve dos producciones en Buenos Aires y las hice con la mejor, me gusta que el trabajo salga bien, me hace feliz".

Respecto a la felicidad que ella misma nombró minutos antes en la conversación, fue la propia Bonacina quien se encargó de definir el concepto en el plano sentimental. Contundente, repitió que “tildar a una relación mala como noviazgo no sirve para nada, como así tampoco hace falta rotular a dos personas que comparten el tiempo y la pasan bien. Yo estoy bien, estoy feliz, y hace mucho tiempo".