Trece años de cárcel por matar a un policía que pateó a su perro

Walter Emanuelle era agente de la Brigada Motorizada cuando en febrero de 2009 cayó muerto de un balazo en el pecho, en la zona sur de la ciudad, en momentos en que estaba fuera de servicio. El crimen fue consecuencia de la reacción letal de un vecino que, se dijo entonces,
 vivía sugestionado por la inseguridad de la zona.

 Ahora, por ese homicidio, el juez de Sentencia Nº4, Julio Kesuani, condenó a 13 años de prisión a Rogelio Américo Meletta, un vigilador privado que entonces tenía 58 años y que no contaba con antecedentes penales.

Emanuelle cayó asesinado en pasaje Médici al 4900, en barrio Tablada, una franja de las más violentas de la ciudad. Según la reconstrucción judicial, cerca de las 4.30 del 10 de febrero de 2009 el agente, que un mes antes había sido puesto en disponibilidad, estaba junto con una pareja de amigos cerca de su casa. Entonces el grupo decidió ir a comprar una cerveza y buscando un quiosco pasaron por el frente de la casa de Meletta, al que los vecinos conocen como Kelo. En esas circunstancias, el perro que custodiaba la casa del vigilador los enfrentó y les ladró enfurecido.

Los amigos que iban junto a Emanuelle adujeron que el policía trató de darle una patada al perro para espantarlo. Y que en ese momento vieron un fogonazo desde el interior de la casa, escucharon un estampido y salieron corriendo. A los 30 metros Walter cayó fulminado. Un disparo le había ingresado por la tetilla izquierda perforándole el corazón.

Kelo contaría más tarde que el ladrido de su perro lo impulsó a abrir la ventana y disparar al bulto pensando que había ladrones. Tras hacerlo se quedó en su vivienda hasta que lo detuvieron y le secuestraron un revólver calibre 32 largo para el que tenía permiso de tenencia. El policía Emanuelle, en tanto, fue trasladado en una patrulla al Heca, pero llegó sin vida.

Historias. Emanuelle vivía en una casa de Hipócrates al 4600 con su madre y una hermana, a cinco cuadras de la casa de Meletta. Tenía 30 años, estaba separado y tenía una hija de 5 años. Integraba la promoción policial egresada en enero de 2008 y hasta un mes antes de su muerte había trabajado en la Brigada Motorizada.

El 8 de enero de 2009 el joven había sido puesto en disponibilidad preventiva durante 90 días debido a que se le detectó que tenía en su poder una moto con pedido de captura por haber sido robada en Fisherton. Por la medida administrativa no podía portar armas, credencial ni uniforme.

A su vez, el tirador tenía 58 años, padecía una severa enfermedad pulmonar y trabajaba como vigilador privado. Vivió durante muchos años en la casa de pasaje Médici 4984. Primero con su esposa e hijos, después la separación lo dejó solo en la propiedad. "Kelo es excelente. Jamás se metió con nadie ni armó problemas", dijo uno de sus vecinos. "Es un hombre que vive solo. Padece un enfisema pulmonar crónico y tiene disminuida su capacidad pulmonar al 80 por ciento", relató una mujer a La Capital horas después del crimen. También contaron que había trabajado en una estación de servicios hasta que entró en la agencia de seguridad que custodiaba una de las cadenas de loterías más representativas de Rosario.

"A Kelo le quisieron usurpar la casa dos o tres veces. Vieron que la casa quedaba sola cuando se iba a trabajar y se le querían meter", había contado otra vecina de la cuadra. Incluso, la mujer recordó que "cuando estuvo internado por su enfermedad se le metieron adentro. Hasta le habían hecho los bagayos para robarle todo". Esa misma mujer señaló que el día del hecho no escuchó nada.

Ninguna de esas escusas fue atenuante para el juez Kesuani, quien condenó a Meletta por homicidio agravado por el empleo de armas, pero ya fue apelado por la defensa del vigilador privado.