El rosarino Mario Roberto Segovia fue hallado culpable de hacer 91 envíos de droga a México. Fue el segundo revés judicial que sufre en el año. Hubo otros 9 condenados, entre ellos su esposa.
Buenos Aires.— El rosarino Mario Roberto Segovia fue condenado ayer a 14 años de prisión como coautor de contrabando agravado de efedrina en al menos 91 casos. La pena, dictada por el Tribunal Oral Federal número 4 de San Martín, es la segunda que recibe el llamado "Rey de la efedrina" en lo que va del año y por delitos vinculados al tráfico de sustancias estupefacientes (ver aparte). La misma pena que Segovia recibió el mexicano Juan Jesús Martínez Espinoza, quien fue declarado organizador de una banda que elaboraba metanfetaminas en una quinta de la localidad bonaerense de Ingeniero Maschwitz y la contrabandeaba a México.
El fallo se conoció la tarde de ayer después de varios meses de audiencias orales y públicas y tras escucharse las últimas palabras de los imputados frente al tribunal. Entonces, Segovia dijo que fue "objeto de aberraciones jurídicas", aseguró que está "en bancarrota" y pidió a los jueces que, en caso que lo condenaran, tengan en cuenta que "soy padre de tres hijos que me están esperando" (ver página 35).
Junto a Segovia y Martínez Espinoza fueron condenados el empresario rosarino Rubén Alberto Galvarini a 7 años y 6 meses de cárcel como coautor de contabando agravado; el comerciante Ricardo Ricky Martínez (padre del actor Mariano Martínez) a 4 años como partícipe necesario de contrabando; el empleado Walter Gabriel Garrido, a 7 años de prisión por contrabando agravado; Gisela Ortega (esposa de Segovia) a 5 años de cárcel; el empleado peruano Pedro Díaz Cavero a 4 años de prisión por su participación en los 91 envíos de droga; el jardinero Gonzalo Rodrigo Ortega (cuñado de Segovia) a 4 años de prisión por intervenir en el contrabando en 16 oportunidades; y la misma pena se le dictó al sommelier mexicano Fernando Ventura García, como partícipe secundario de la producción de metanfetaminas. Asimismo, el entrenador físico Horacio Quiroga recibió 4 años de cárcel por comerciar materias primas para producir estupefacientes, mientras que fueron absueltos el empresario mexicano Rodrigo Pozas Iturbe y Antonia Moreno, suegra de El rey de la efedrina.
El fallo fue leído poco después de las 15 de ayer por la presidenta del Tribunal Oral en lo Federal 4 de San Martín, María Lucía Cassain, en una sala de audiencias colmada de periodistas como nunca se había visto en las jornadas del proceso que se inició en octubre del año pasado y bajo estrictas medidas de seguridad.
En una casaquinta. La causa que llevó a los imputados al estrado judicial empezó a develarse el 18 de julio de 2008 cuando en una casaquinta de Ingeniero Maschwitz propiedad de Martínez Espinoza se halló un laboratorio clandestino de metanfetaminas, considerado entonces el más importante de América latina, donde se secuestraron 200 kilos de efedrina.
Por ese caso, ocho ciudadanos mexicanos apresados en el lugar fueron condenados en 2010 a seis años de prisión, aunque tras cumplir la mitad de esa pena fueron expulsados de la Argentina tal como prevé la ley de Migraciones y recuperaron la libertad en su país. En ese mismo debate también recibieron seis años de prisión los argentinos Marcos Frydman y Ana María Nahmod, dueños de una farmacia de la Capital Federal, por comercializar ilícitamente drogas para la elaboración de metanfetamina; el empresario Mario Ribet recibió 4 años y 3 meses de cárcel y los hermanos Guillermo Alberto y Héctor Daniel Salomón otros 4 años.
Los cargos. Según la sentencia conocida ayer, Martínez Espinoza es culpable de organizar la "producción de estupefacientes agravado por la intervención de tres o más personas en concurso real con contrabando agravado por la participación de tres o mas personas y tratarse de sustancias que pudieron afectar la salud pública en grado de tentativa". Al condenado le aplicaron una multa de 30.000 pesos y se lo inhabilitó para el ejercicio del comercio, desempeñarse como empleado aduanero, ejercer actividades de importación o exportación y ser funcionario.
Segovia corrió la misma suerte y fue condenado como "coautor de contrabando agravado por la intervención de tres o más personas y tratarse de sustancias que pudieran afectar la salud pública en 91 hechos, en concurso real con contrabando de estupefacientes agravado en grado de tentativa". Se le aplicó la misma multa e iguales inhabilitaciones que a Martínez Espinoza por enviar efedrina mediante encomiendas desde el aeropuerto de Ezeiza.
Si bien los fundamentos del fallo se conocerán el 28 de septiembre, se estima que los jueces establecieron que Segovia compraba grandes cantidades de efedrina a droguerías a través de distintas farmacias para luego volcarla al mercado ilegal. En ese sentido, se cree que el rosarino que supo vivir en una majestuosa residencia de Fisherton y pasearse por las calles de la ciudad a bordo de alguna de sus camionetas Hummer o en el único Rolls Royce Phantom que se conoció en Rosario, lideraba la banda desde 2006 y era quien obtenía la efedrina de proveedores porque estaba inscripto con un nombre falso para poder comprar precursores químicos bajo la identidad de Héctor Benítez, un preso alojado en el penal de Sierra Chica.
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