Matan de un tiro a un joven frente a su casa

"Me muero, me pegaron un tiro", alcanzó a balbucear Juan Pablo Fadu, un empleado de General Motors de 25 años, a dos vecinas que lo auxiliaron el sábado a la noche, a unos treinta metros de su casa del barrio Bella Vista.
"Me muero, me pegaron un tiro", alcanzó a balbucear Juan Pablo Fadu, un empleado de General Motors de 25 años, a dos vecinas que lo auxiliaron el sábado a la noche, a unos treinta metros de su casa del barrio Bella Vista. Azorada, una de las mujeres salió disparada hacia la comisaría 13ª, situada a una cuadra, para pedir ayuda. Las dos únicas policías que estaban en ese momento en esa seccional acudieron a la escena del suceso y, un rato después, una patrulla del Comando Radioeléctrico llevó al muchacho al hospital Carrasco. Allí murió. Un balazo le había atravesado la espalda.

Hasta anoche, era un enigma cómo se había desencadenado el violento episodio, aunque la policía presume que a Fadu lo balearon cuando escapaba de un intento de robo frente a su vivienda. En rigor, hasta anoche esto era una hipótesis de los pesquisas porque nadie presenció el momento cuando le dispararon al trabajador.

El misterio. A las 9 de la noche del sábado, Fadu llegó desde la casa de la novia en un auto a su casa situada en Constitución 2056, en el cruce con el pasaje Gordillo, una cortada de cinco cuadras de extensión. La vivienda está frente a la escuela Nº119.

Al parecer, el muchacho se bajó del vehículo con una mochila sujetada a la espalda. Recorrió unos pasos en dirección a la casa y unos segundos después, se escuchó una detonación de un arma.

"Yo estaba con mi vecina sentada en la puerta de la casa de ella. De repente escuchamos una estampida, pareció que era un petardo que habían tirado algunos chicos, no era el sonido de un tiro. En ese momento, apareció Juan Pablo desde la esquina atravesando la calle (por el pasaje Gordillo) y cayó en mi vereda. Le pregunté que le había pasado y me contestó «me muero, me muero, me pegaron un tiro», pero no le preguntamos más nada por la desesperación que teníamos", contó María Angélica, vecina que socorrió al muchacho.

Desesperada, la mujer sólo atinó a salir corriendo hacia la comisaría 13ª mientras otras dos se quedaron con Fadu.

Como pudo, María Angélica recorrió los casi 150 metros que la separaban de la seccional. Allí las dos mujeres policías que estaban en ese momento en la dependencia policial acudieron a la escena del suceso y se contactaron con el 911. Un móvil del Comando Radioeléctrico arrribó al lugar y el empleado fue trasladado al hospital Carrasco. Allí, la vida de Fadu se apagó una hora después. El disparo le había perforado el omóplato izquierdo.

Al Carrasco. "Juan Pablo estaba lúcido, pero tenía convulsiones. Como la ambulancia demoraba, los policías le pidieron autorización a la madre para trasladarlo. Al parecer, en el trayecto (los efectivos) recibieron una orden para que no lo llevaran al Heca y entonces lo condujeron al hospital Carrasco", contó la mujer.

María Angélica señaló que no presenció la escena cuando el joven fue baleado. "Ni siquiera escuchamos el sonido de una moto o el de un auto arrancando", explicó.

Hasta anoche, los pesquisas no habían reconstruido cómo se había desplegado el episodio. Creemos que se bajó del auto con una mochila. Se dirigió hacia la casa y salió corriendo tal vez para evitar un robo. En ese momento lo balearon", explicó el comisario inspector Marcelo Aguirre, jefe de Unidades Especiales

María Angélica contó que Fadu trabajaba desde hacía cinco años en la planta de General Motors, de Alvear, y vivía con la madre.