La víctima, de 30 años, acababa de cargar en el baúl cajas con mercadería. Entonces aparecieron tres hombres que le gritaron, tiraron y huyeron en moto. Se investiga una posible venganza.
Dos hombres terminaron de cargar en el baúl varias cajas de comestibles destinadas a una feria y se subieron a un viejo Renault 11. El conductor arrancó lentamente y percibió a tres individuos que, con el paso decidido, emparejaban la marcha del auto alcanzándolo desde el lado derecho. Escuchó lo que le pareció ser un botellazo pero la repetición constante del mismo sonido le sacó las dudas: eran disparos.
Cuando miró al acompañante se dio cuenta de que nada iba bien. "Me dieron en la espalda", le dijo. El que manejaba aceleró por Provincias Unidas, dobló por Pellegrini y llegó lo más rápido que pudo al Clemente Alvarez. Pero al momento en que se estacionó en la dársena del hospital ya no había nada que hacer.
El ataque que mató a Franco Tadeo Maximiliano Cerdá, de 30 años, fue una ejecución a corta distancia. Los que lo abordaron ayer a las 10.15 en Viamonte y Colombia no intentaron robarle nada. La acción a quemarropa fue rápida y convencida: sus agresores no fueron a asustarlo sino a liquidarlo.
Dos balazos. En el Renault 11 color crema patente UEZ 858 se notaban las perforaciones de varios disparos del flanco derecho: en un ventilete trasero, en la ventanilla del acompañante y en el parante que separa las puertas delantera y trasera.
La víctima tenía un orificio a la altura del hombro y otro en la zona dorsal. Según fuentes policiales no corresponden a la trayectoria del mismo proyectil con entrada y salida: es decir que fueron dos balazos.
Este hecho, que interrumpió una secuencia de siete días sin homicidios en el departamento Rosario, no tenía hasta anoche —al cierre de esta edición —ningún sospechoso identificado.
Las referencias sobre lo ocurrido partieron del conductor del auto, Mario Luis P, que es el tío de la víctima.
Sus palabras estuvieron marcadas por una vacilación comprensible: haber contemplado desde centímetros cómo mataban a un ser humano. No obstante, para cuando pudo hablar con policías y con el fiscal de Homicidios Dolosos en turno, Ademar Bianchini, todavía se encontraba en estado de sobresalto.
Mercadería. Mario dijo que habían cargado cajas con aceite, harina y otros comestibles para ir a venderlos en un puesto de una feria llamada La Saladita. Pudo ver que tres hombres se acercaban ni bien el auto avanzó para irse y que estos dispararon y se fueron en una moto. Ayer se investigaba la procedencia de la mercadería porque no se descartaba que pudiera haber sido robada.
"El conductor del Renault 11 sostuvo que al acercarse los hombres le dijeron varias cosas a la víctima pero que no las entendió o no las recuerda. A partir de ahí sintió los ruidos de los disparos. Como estaba herido lo trasladó al Heca pero llegó sin vida", dijo el fiscal Bianchini, que aguardará algunas horas para requerirle declaración al testigo, debido al estado emocional que le provocó el incidente.
La mecánica del homicidio inclinaba a los investigadores a pensar en una venganza como motivación. Fuentes policiales precisaron que Cerdá tiene múltiples antecedentes por delitos contra la propiedad y dos causas federales por hechos vinculados a comercio de estupefacientes.
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