Tras un año de búsqueda cayó un adolescente acusado de homicidio. Jonathan Andrés Camino, hijo menor del ex jefe de la barra brava de Newell’s Old Boys Roberto Pimpi Camino, fue detenido ayer a la tarde por una comisión policial que lo encontró caminando solo por un barrio de Villa Gobernador Gálvez. El muchacho, que cumplió 18 años hace 7 meses, era buscado por su presunta responsabilidad en el asesinato de Sebastián Galimany y las graves lesiones sufridas por otro joven, en un hecho ocurrido en enero de 2009 en el barrio La Tablada, cuando el acusado era menor de edad. El pedido de captura en su contra estaba vigente en forma oficial desde noviembre del año pasado, pero hace unos diez días, el magistrado que lo había firmado remitió un oficio para que se redoblaran los esfuerzos en la búsqueda.
Jonathan, al que también se lo conoce por su apodo de Chamí (por su parecido físico con Alphonse Tchami, aquel camerunés que jugó en Boca), quedó alojado en la seccional 8ª incomunicado hasta mañana, cuando deberá ser trasladado a declarar a los Tribunales. Ante el juez de Menores Edgardo Fertita deberá responder por el asesinato a balazos de Galimany y por las graves heridas que sufrió Facundo S., quien acompañaba a la víctima fatal aquel día. El hecho ocurrió el 19 de enero de 2009, en Grandoli y Olegario Víctor Andrade.
Señalado. En aquella época Chamí tenía 17 años y era menor de edad para la ley. A los pocos días de ocurrido el crimen, y en cuanto su delicado estado de salud se lo permitió, Facundo S. lo acusó como el responsable de la balacera. Desde entonces, el paradero del hijo de Pimpi fue un misterio y a pesar de la orden de captura que se emitió desde el juzgado de Instrucción Nº 2 nunca se lo pudo ubicar para que aclarara su situación.
Si bien el asesinato de Galimany no habría tenido vinculación con los enfrentamientos internos dentro de la hinchada leprosa, se trató del antecedente más cercano a los violentos incidentes que se produjeron el día 26 de enero en las instalaciones del parque Independencia y por los cuales Pimpi fue detenido y condenado por la Justicia.
Ahora, en el medio de la investigación por la trágica emboscada ocurrida el 4 de febrero a ómnibus cargados con hinchas de Newell’s, en la que murió Walter Cáceres, de 14 años, los Camino vuelven a aparecer en las crónicas policiales.
Orden de apurar. Chamí, al ser menor en la época que sucedió el crimen de Galimany, era requerido por un juez de ese fuero. Según fuentes de la investigación, Edgardo Fertita, titular del juzgado Nº 4, envió hace diez días un oficio directo al jefe de la policía rosarina, Oscar Barei, en el que le requirió la captura del menor. Así, de acuerdo a voceros policiales, se conformó entonces una comisión especial dependiente de la División Judicial de la Unidad Regional II que comenzó a rastrear el paradero de Chamí.
La información de la calle situaba al muchacho en Villa Gobernador Gálvez. “Teníamos chequeado que estaba en el barrio Ibarra de esa ciudad, donde viven algunos amigos suyos. En el momento en que se lo apresó deambulaba por la calle solo. Vestía pantalón corto, una remera y gorrita. No se pudo detectar en que lugar estaba parando”, comentó una fuente vinculada a la investigación.
Cuando eran cerca de las 15.30, el muchacho fue interceptado en el cruce de Entre Ríos y Juan Domingo Perón por un grupo de policías encabezados por el propio Barei y personal de la Dirección de Asuntos Juveniles del gobierno provincial. Chamí ante la inesperada presencia de los policías no opuso resistencia y marchó preso sin abrir la boca.
Luego de confirmar su identidad fue trasladado a la seccional 8ª por seguridad. “Debido a la portación de apellido no queremos exponerlo ante presos comunes”, contaron desde Jefatura. El menor será trasladado mañana ante el despacho del juez Fertita para declarar por el asesinato de Galimany.
El crimen de Sebastián ocurrió tras un accidente de tránsito menor. Galimany iba en su moto, aunque conducida por Facundo S. En Grandoli y Olegario V. Andrade, al realizar un giro en “U” colisionaron con otra moto. Los involucrados sólo sufrieron algunos raspones producto del derrape sobre el pavimento. Mientras Facundo recopilaba datos del accidente con el conductor del otro rodado, tuvo un altercado con un joven que se le acercó arma en mano.
Ante eso, los dos se retiraron y dejaron la moto en el lugar porque no la pudieron mover. Tres horas y media después, Galimany y Facundo regresaron al lugar con un fletero para cargar su Yamaha Cripton. Fue en ese momento en que fueron emboscados a balazos con el final conocido.
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