Tenía 38 años y balas de 9 milímetros lo alcanzaron en casa de un primo. Presumen que fue el blanco equivocado de una venganza.
Un hombre de 38 años fue asesinado de dos disparos de pistola calibre 9 milímetros ayer al mediodía cuando un desconocido gatilló desde la calle tras romper una ventana de la vivienda de un familiar donde la víctima estaba de visita, en el extremo sudoeste de Rosario. Por la modalidad del ataque, algunos indicios visibles y otros que se mantienen en reserva, se especula con que podría tratarse de una venganza que impactó en un blanco equivocado.
Carlos Alberto Segovia estaba de visita en la casa de su primo. La vivienda está en Cisneros al 6600, la ultima calle que corta Provincias Unidas al 4000 donde casi se une con avenida de Circunvalación. Es el borde sudoeste de Rosario.
La precaria vivienda ostenta en su fachada una inscripción en letra imprenta negra desprolija que la promociona como "kiosco" y una lista de los artículos que allí se venden: bebidas, cigarrillos, golosinas, masitas.
El frente tiene una pequeña ventana de madera con vidrios y rejas. El ingreso es un portón negro de chapa de doble hoja, pero por donde no alcanza a ingresar un auto. Ese pórtico tiene indicios de algo que pasó en tiempos no muy lejanos. Doce agujeros con rebordes oxidados de impactos de proyectiles de arma de fuego.
A diferencia de esos episodios cuyas consecuencias se desconocen, el de ayer sumó un cadáver. Según reconstruyó la fiscal de la Unidad de Homicidios, Georgina Pairola, todos se desató de modo repentino mientras Segovia estaba dentro de la casa con su primo, y del cual no se brindaron datos.
"Aparentemente la persona que le dio muerte lo hizo desde la ventana que se observa al frente de la vivienda, estamos tratando de establecer los motivos por los cuales se efectuaron los disparos y si iban dirigidos a esa persona o a los moradores de la vivienda", explicó Pairola al salir de la escena del crimen mientras señalaba la ventana con sus vidrios rotos.
La funcionaria dijo que el hombre murió en el lugar por dos disparos en tórax y abdomen con orificios de entrada y salida. "Se levantó material balístico en el ingreso de la casa y a afuera, casquillos de pistola calibre 9 milímetros aparentemente", agregó sobre las evidencias halladas en el lugar.
Sobre las motivaciones del hecho y si podría tratarse de un ajuste de cuentas, la titular de la investigación se mostró cauta. "Estamos tratando de establecer los motivos. Es muy poco tiempo del hecho".
Según confirmó Pairola, en la vivienda no se encontraron armas ni droga, pero indicó que "se secuestraron elementos que se van a verificar si tiene conexión con la teoría que maneja la fiscalía".
Cuando aún no habían terminado de hacer su trabajo los peritos del gabinete criminalístico de Policía de Investigaciones (PDI) y el cuerpo de Segovia aún yacía en piso de ingreso a la casa tapado con una frazada multicolor, un joven que pasó en moto lanzó una advertencia inquietante delante de media docena de policías que custodiaban en lugar: "cuando se vaya la yuta vengo por vos".
Esa amenaza arrojada al aire y cuyo destinatario se desconoce, pero que rondaba por ahí, los ataques previos con sus marcas en el portón y una primera impresión de la fiscal, develarían como primer hipótesis que tal vez Segovia fue el blanco de un ajuste de cuentas del que no era el real destinatario.
Con gestos de elocuente angustia, un puñado de mujeres y hombres familiares de la víctima se arremolinaron en la vereda de la casa mientras esperaban que un vocero oficial les diera detalles de lo ocurrido. Pero se excusaron de hablar con este diario. "Te agradezco pero no tenemos nada para decir", coincidieron.
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Carlos