Un ladrón murió tras robar una casa, huir en un auto y estrellarse contra un árbol

Una pareja de hampones rosarinos dio un golpe en Pujato y cuando volvía a la ciudad en el vehículo que había robado sufrió un fatal accidente. Una joven está grave.

El Chevrolet Astra robado por los ladrones en Pujato quedó irreconocible al estrellarse contra un árbol en el ingreso a Zavalla.

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Leo Graciarena / La Capital

“En Pujato nunca pasa nada”. El dueño de la frase es Jesús, un vecino de 25 años afincado en la pequeña localidad del departamento San Lorenzo, a unos 40 kilómetros al oeste de Rosario. La noche del martes el muchacho fue sorprendido por dos ladrones mientras miraba en la tele la novela “Las mil y una noches” junto a su familia. Un joven se acercó a la puerta y le dijo: “Disculpame”, como quien va a hacer una pregunta. Y acto seguido sacó de su cintura una pistola calibre 9 milímetros. Entonces, por 20 minutos, la familia quedó en manos de una pareja de ladrones que llegaron buscando 40 mil dólares pero se conformaron con 1.200 pesos, una tablet y dos celulares. Luego se subieron al Chevrolet Astra de Jesús y emprendieron una fuga que terminó en un trágico accidente.
  Es que los ladrones, identificados como Joel Sergio Bravo, de 18 años, y Georgina Aneley B., de 23, emprendió el viaje hacia Rosario a toda velocidad. Cruzaron el pueblo de oeste a este y por un camino rural salieron a la ruta nacional 33, a la altura del cementerio de Pujato. Unos 15 kilómetros más adelante, en el kilómetro 774 de la mencionada ruta y ya en jurisdicción de Zavalla, el Astra salió de la cinta asfáltica y se estrelló contra uno de los árboles del predio del Club Atlético Zavalla. “Fue una gran explosión que me asustó muchísimo. Cuando salí a ver que sucedía, vi el auto con los pibes adentro”, relató el bufetero del club también conocido como country Falucho. Tras el estruendo del metal retorcido, un móvil de la comisaría 14ª de Pujato llegó a la escena y escuchó los gritos de la mujer: “Tacuara, no. Tacuara, no”, en relación a su compañero, que falleció en el acto.
  Joel Bravo, quien residía en el barrio San Francisquito de Rosario, murió al costado del camino. Había salido del Instituto de Rehabilitación del Adolescente Rosario (Irar) hace seis meses. Georgina B., su compinche domiciliada en Avellaneda Oeste, sufrió graves heridas: politraumatismos graves, fractura de vertebra lumbar y neumotórax bilateral. Fue trasladada al Hospital de Emergencias donde quedó internada grave, con custodia policial. El caso es investigado por la fiscal de Casilda Lorena Aronne.
  En tanto, en el interior del auto la policía halló los objetos robados a Jesús y una pistola calibre 9 milímetros con su cargador completo y un proyectil de teflón, de los que pueden perforar chalecos antibalas.
Puerta abierta. Pujato es una localidad de 4 mil habitantes ubicada sobre la ruta nacional 33. En 9 de Julio al 1100 vive Jesús, quien es oficial de albañil, junto a su compañera y un hijo de ella, de 11 años. El martes a las 22.20 los tres estaban sentados alrededor de la mesa del comedor mirando la novela turca con la puerta de la casa abierta. “Así como teníamos la puerta de la casa abierta, también salimos a tomar mates a la vereda. Pero es normal que tengamos la puerta abierta”, explicó el muchacho a La Capital.
  Entonces Joel Bravo se asomó, pidió disculpas y comenzó con un robo de manual. Mientras Bravo los encañonaba, Georgina comenzó a revolver todo. “Me dijo: «Venimos a buscar los 40 mil dólares que tenes. Te batieron». Yo le dije que no teníamos esa plata. Que soy albañil. Que se llevaran lo que quisieran, pero que no teníamos ese dinero”, rememoró Jesús.
  Joel era quien manejaba la situación. Trasladó a la familia a una habitación y comenzó a atarlos. Georgina, en su búsqueda, le dijo que había encontrado una consola de juegos Play Station. “La chica preguntó si la llevaban y el nene se puso a llorar. Entonces el muchacho le dijo: «Dejasela»”, recordó la víctima del atraco. Como respuesta, el maleante le dijo a Jesús: “Papi, te voy a tener que llevar el auto”, y le sacó las llaves del Astra color champán que estaba estacionado en un garaje a cielo abierto. Tras permanecer 20 minutos en la vivienda decidieron huir.
  “No sabemos en qué llegaron al pueblo porque en las cámaras del municipio no se los ve. A lo mejor llegaron en colectivo. Lo concreto es que cuando encerraron a la familia dejaron las llaves adentro de la casa. Uno de ellos salió y pidió ayuda a un vecino”, indicó una fuente allegada a la investigación. “En Pujato hay un móvil dispuesto a la entrada, otro a la salida y un tercero que recorre. Cuando los ladrones huyeron, un patrullero ya los seguía a unos 1.500 metros”, explicó el vocero.

Inexplicable. Bravo y Georgina transitaron con el Astra por un camino rural y salieron a la ruta 33 a la altura del cementerio para emprender viaje al este, rumbo a Rosario. “No sabemos qué fue lo que les sucedió. Seguramente no era un conductor experimentado y al ver las balizas del móvil policial atrás se descontroló. O al entrar en la curva y contra curva de Zavalla se topó con un auto que circulara a menos velocidad. Quizás tocó los frenos e impactó contra un árbol”, indicó el vocero de la pesquisa. Lo cierto es que el vehículo salió del pavimento, cruzó la cuneta e impactó de lleno contra un sauce.
  “Hubo dos hechos. Una entradera y un accidente de tránsito en el cual se corroboró que el auto siniestrado era el vehículo que se había sustraído en Pujato y en el cual se secuestró la totalidad de los objetos sustraídos a la familia asaltada”, manifestó la fiscal Aronne, quien conduce la investigación.