Un hombre de 39 años y con prontuario abierto murió tras ser ejecutado a balazos por dos motociclistas frente a su casa del extremo sudoeste de la ciudad. Hasta anoche, los investigadores policiales y judiciales no habían determinado la motivación del homicidio, pero presumían que fue un acto de venganza.
Ramón Gustavo Corbera vivía en un racimo de casillas que se levantan sobre un sendero de tierra, a unos 20 metros de la intersección del Camino Nuevo a Soldini y bulevar Avellaneda. Las viviendas están frente a un descampado y bordean las vías del ferrocarril. En ese cruce desemboca el barrio Tío Rolo.
Un vocero de la Unidad Fiscal de Homicidios Dolosos señaló que el violento suceso se desencadenó veinte minutos antes de las 21 del martes. A esa hora, Corbera estaba en la puerta de su humilde vivienda cuando aparecieron en escena dos hombres en una moto tipo enduro de color blanco. Al parecer, sin que haya habido un diálogo previo, uno de los recién llegados abrió fuego a mansalva. "El agresor disparó ocho tiros con una pistola calibre nueve milímetros", explicó el fiscal Damián Cimino.
El dueño de casa se derrumbó malherido al suelo. Seis o siete balazos le habían atravesado el cuerpo y perforado el tórax y el cuello. Desesperados, sus familiares lo llevaron al hospital Roque Sáenz Peña, pero su vida se apagó a poco de llegar.
Dos fuentes policiales consultadas por este diario señalaron que Corbera tenía antecedentes por evasión, daño, amenazas y encubrimiento de robo. También estuvo involucrado en el tráfico de drogas. "Tenía un pedido de captura de 2009 por infracción a la ley de estupefacientes y otro de 2012 del juzgado de Instrucción Nº11", indicó un vocero.
Sin detalles. Ayer, los vecinos dijeron que no conocían detalles del homicidio, aunque parecía que no ignoraban lo ocurrido y estaban decididos a no abrir la boca. Solamente un veintiañero comentó que Corbera era "un buen hombre, que se ganaba la vida haciendo ladrillos en un horno frente a su casa".
Los investigadores presumían que los motivos hay que buscarlos en "un ajuste de cuentas. Fue por una venganza porque no le robaron nada", comentó.
Al respecto, la esposa de Corbera le dijo a los efectivos de la sección Homicidios que su esposo "nunca había estado preso y que no tenía problemas con nadie". Para refutar a la mujer, los pesquisas afirman que el hombre tenía prontuario abierto.
Los investigadores ayer tropezaban con dos obstáculos. Los agresores iban en una moto y tenían los cascos puestos, lo que dificultaría su identificación. El otro inconveniente es que los vecinos tenían "temor" de contar detalles del violento suceso.
Ayer, el fiscal Damián Cimino señaló que en el sistema informático de los Tribunales provinciales no estaba registrado que el hombre asesinado tuviera antecedentes penales. "No pude chequearlo en la Justicia federal porque es feriado y hay que mandar un oficio para que informen si estuvo implicado en el tráfico de drogas", explicó el responsable de la acusación.
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