CXL.IV.-
BARES DE MI BARRIO
Para M.
L. P.: La Mujer es la forma perfecta del ser humano y Usted, mi Amor, es la
forma perfecta de la Mujer.-
Estas historias las
he plagiado a hurtadillas del sinnúmero de biblioratos con infinitas memorias
escritas a mano, con suma prolijidad, en hojas tamaño oficio sin renglones y
letras prácticamente dibujadas a partir del uso de lapicera de pluma con fuente
de tinta azul indeleble, pertenecientes a Dionisio Martínez, el famoso conquistador
irresistible y amante de viudas en los
cementerios e ilustre cronista, investigador, historiador y escritor de
Refinería que vive en Arroyito.
I.-
Desde mediados del
siglo diecinueve y hasta prácticamente tres cuartas partes del siglo
veinte -incluso, se comenta
que por estas épocas queda alguno secreto, confidencial y clandestino para el
común denominador de la gente- funcionaban
en lo más profundo del barrio Refinería, entre los intrincados pasadizos de los
laberínticos pasillos de la “curva”
de Gorriti -allá donde emboca con La Refinería que, precisamente, le
diera su nombre histórico al barrio de más bute de la ciudad- con
ingresos y salidas por Monteagudo, por Iriondo, por Vélez Sarsfield y en lo más
insoldable, adentrados en la numeración de los bises del Pje. Arenales, algunos
bares frecuentados por suicidas. Allí, en alguno de esos tugurios cada noche,
alguien era obligado a matarse.
Nunca estuvo claro,
ni se ha dilucidado todavía, cuál era el procedimiento para establecer quién de
los parroquianos debía morir. Algunos hablan de un sorteo, o de un juego de
naipes, o de un juego de dados, o de un licor envenenado. Cualquiera de esos
métodos podría haber sido utilizado.
Durante un tiempo y
por temporadas muy acotadas -cuestión
que aún se comenta en lo que queda de Refinería- cada uno de esos antros estaba
de moda, no sólo entre los que buscaban la muerte, sino también entre los yonis de buques mercantes amarrados a
los muelles del imponente puerto y jóvenes aristócratas guitudos deseosos de
emociones fuertes, que iban allí a tomar una copa de las bebidas más exóticas
habidas y por haber como quien juega a la ruleta rusa.
Pasado su momento de
esplendor, el bar se hacía cada día menos concurrido y, por lo tanto, más
peligroso.
Algunas noches no
iba nadie y los aburridos mozos, por pura seriedad profesional, se suicidaban.
II.-
También cerca del
puerto sobre calle Vélez Sarsfield desde las inmediaciones de sus cruces con
Vera Mujica -a la altura de
la Estación Embarcadero-, Iriondo -hoy
Ing. Thedy-, hasta Rawson
pasando por las enredadas esquinas formadas con Monteagudo, Pje. Vértiz y Cilveti,
en la época clásica de Refinería y el mismo puerto, había bares muy famosos al
que concurrían damas de cotidianas vivencias de apresuradas relaciones
informales y clandestinas donde se auspiciaban la embriaguez de los yonis para apresarlos y entregarlos, por
una buena paga en moneda extranjera, a otros yonis
piratas, que los vendían luego como esclavos en los puertos allende los
mares.
La codicia de los
propietarios los condujo a ampliar las capturas, de modo que fueron abolidos
los requisitos de alcohol o alucinógenos y el nacimiento lejano. Así, se
procedía a esclavizar directamente a todo el que entraba a alguno de esos
antros.
Ante ese trato
desmedido, la gente dejó de ir.
III.-
Asimismo, en el barrio
Refinería, desde antiquísima data y actualmente está muy en boga con una
nutrida concurrencia, existe un bar tan oscuro que su descripción es casi
imposible de expresar. Algunos manifiestan que en el salón principal, ubicado
en la planta baja, se baila al son de una música estridente y horrorosa. Hay,
evidentemente, unos bultos oscuros que se mueven con cierta regularidad
intentando seguir un ritmo inexistente. Muchos hombres, y mujeres, sin
preferencias se acercan a ese bar porque han oído que los trámites amorosos son
simples y perentorios. La verdad que el pésimo licor, la crueldad del sonido,
la estrechez y las tinieblas perturban la percepción hasta tornarla casi nula.
El defecto y la virtud son conceptos imposibles en ese antro.
En el piso superior hay
unos reservados a los que las sombras acceden no bien se les despierta la
lujuria. Allí, la oscuridad íntima es de la misma naturaleza que la penumbra
colectiva. La música es todavía más ensordecedora y ante la imposibilidad de
palabras confidenciales, las parejas sólo se comunican por el tacto, el sexo,
el alcohol, la violencia o todo ello en conjunto.
Cada media hora, los
hombres están obligados a salir del reservado para pagar en la caja el derecho
a un nuevo período. Esta maniobra se hace con gran estrépito y en medio de
empujones y estampidas. Al regreso, estos seres obnubilados suelen equivocarse
de puerta y con toda frecuencia se meten en otro reservado.
Sin embargo, nadie
advierte estas confusiones, o nadie se molesta en corregirlas, y las nuevas
parejas prosiguen su actividad haciendo suyos los pasados ajenos.
Chalo Lagrange
Otoño,
marzo de 2012.-
hermosos tus recuerdos, estoy cono ciendo tu ciudad desde otro lugar, la conoci cuando tenia 18 años y era amiuy bella
ResponderEliminarDESDE SIEMPRE ROSARIO FUE LA SEGUNDA CIUDAD MAS IMPORTANTE DE ARGENTINA, FELICES LOS QUE VIVVEN ALLI
ResponderEliminarHAY, DONDE DICE B EN NARANJA Y BARES DE MI BARRIO.
ResponderEliminarHAY DONDE DICE BARES DE MI BARRIO Y UN G EN NAAAAAAARANJA
ResponderEliminarME GUSTO , Y ME GUSTAN TUS RECUERDOS,,,,,ESCRIBES CON MUCHO AMOR POR TU raosario, y tal vez nos regales un pedacito de tu cielo!!!!!
ResponderEliminarCarolina. Muchas gracias por tantos halagos... ¡¡¡Me exceden!!! Con todo afecto. Chalo Lagrange.-
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