Milton César consiguió atenuar su prisión preventiva

Milton César consiguió atenuar su prisión preventiva

Procesado por resistencia a la autoridad y portación de armas, el muchacho de 22 años fue liberado luego de haber pasado cinco meses tras las rejas. Se lo había vinculado también a los crímenes del Pájaro Cantero y su cuñado, Fantasma Paz

Milton César, había sido arrestado en octubre de 2013 en la comisaría 16ª. Ampliar Imágenes

Luego de una corta estadía en prisión, Milton César consiguió volver a la calle. Su abogado Mariano Scaglia, logró que el juez Luis María Caterina, el mismo que lo procesó el mes pasadopor resistencia a la autoridad y portación de arma, atenuara su prisión preventiva, según lo permite el nuevo sistema penal. El muchacho de 22 años deberá mudarse del barrio, asistir a los talleres del padre Edgardo Montaldo y comprometerse con una terapia psicológica. De acuerdo a lo publicado por El Ciudadano, una de las condiciones del magistrado para permitirle a César abandonar la cárcel, es que cumpla con los talleres de carpintería de aluminio que dirige el sacerdote en barrio Ludueña. Además, deberá comenzar un tratamiento psicológico para elaborar el duelo por la muerte de su hermano y su madre, ambos muertos en el marco de un ataque armado contra la familia del joven. El muchacho había copado las crónicas policiales al quedar vinculado con los asesinatos del líder de la banda narco Los Monos, Claudio “Pájaro” Cantero, y su cuñado, Luis “Fantasma” Paz. La Justicia y la red criminal lo habían vinculado –y desvinculado poco después– a ambos homicidios; según su abogado, por mera “portación de apellido”. Para Scaglia, tanto la policía como quienes luego se tomaron venganza contra el muchacho y acribillaron una camioneta en la que viajaba parte de su familia, lo confundieron con otro “César”. Además, opinó que cuando Milton quedó detenido en la comisaría 16ª en octubre pasado –en un supuesto intento de defender a dos amigos ladrones–, los oficiales cometieron demasiadas irregularidades, movidas por el apuro –a su entender– de demostrar resultados ante la ola de violencia que desató el crimen de Cantero el mayo anterior.