Asesinaron con un certero balazo a un docente cuando llegaba a su casa

El profesor Aldo Pavón era funcionario de carrera en el Ministerio de Educación de la provincia. Sucedió en la zona norte de la ciudad. Los maleantes huyeron sin robarle ninguna pertenencia.

Pedro Goyena 971. Allí vivía Aldo Pavón junto a su esposa y sus tres hijos. Allí lo mataron cuando había estacionado su auto en la cochera. (foto: Angel Amaya)

El profesor Aldo Pavón tenía 55 años y una dilatada trayectoria en el Ministerio de Educación de la provincia. Pasada la medianoche de ayer llegó a su casa del barrio La Florida a bordo de su auto tras compartir una cena con amigos. Apenas ingresó el vehículo al garaje, su esposa se sobresaltó al escuchar una estampida. Asustada por la detonación, la mujer salió a la calle para ver qué pasaba. Entonces distinguió el cuerpo inmóvil de su marido aferrado al volante. Uno de los desconocidos que lo emboscaron apenas entró el rodado a la vivienda le había disparado un balazo letal en la cabeza. Tras ello, sin robar nada, los agresores se esfumaron en la oscuridad de la noche. Pavón, en tanto, fue trasladado en su mismo auto al Policlínico Eva Perón de Granadero Baigorria y desde allí derivado a un sanatorio céntrico de Rosario donde su vida se apagó siete horas después.

La tardecita del domingo Pavón salió de su casa de Pedro Goyena 971 (bulevar Rondeau al 4100) para ir a compartir una cena con sus compañeros del coro de la parroquia San Ramón, ubicada en Punta Lara al 500. Se despidió de su esposa y partió a bordo del Renault Fluence color gris de la familia. Poco después de la 0.30 de ayer estaba de regreso. Estacionó el auto en la cochera contigua a un jardín delantero de la vivienda y no hizo tiempo a bajar. Dos jóvenes aparecieron en el lugar y lo encañonaron a través de la ventanilla. Sorprendido, el profesor no pudo balbucear una palabra. Tampoco atinó a resistirse ni tuvo tiempo para reaccionar. Al parecer, apenas pudo escuchar que los intrusos le exigieron dinero antes de que uno de los malhechores pulsara el gatillo de un arma de fuego y un balazo le atravesara el parietal izquierdo.

Frente al volante. Pavón quedó inmóvil y con los brazos apoyados en el volante del auto. La estampida estremeció a su esposa Gloria y a sus tres hijos que estaban en el interior de la vivienda. Desesperados, salieron a la vereda y distinguieron una escena horrenda. El docente, malherido, se desangraba en el auto. Aún en la desesperación, la mujer alcanzó a ver la silueta de dos hombres que escapaban con pasos presurosos. Entonces el silencio de la noche fue invadido por los alaridos clamando ayuda. Uno de quienes escuchó las súplicas de los familiares de Pavón fue un muchacho que vive en la misma cuadra y que por esa hora regresaba en moto a su casa. "Cuando llegué escuché gritos y entonces fui para ayudar. El hombre estaba sentado en el auto y los tipos (por los ladrones) se fueron corriendo", explicó el joven aún conmocionado.

Uno de los hijos de Pavón se hizo cargo del Renault Fluence de la familia y junto a su madre y sus otros dos hermanos, llevó a su padre hasta el Policlínico Eva Perón de Granadero Baigorria. A raíz de la gravedad de la herida que presentaba, el profesor fue trasladado desde ese centro asistencial al sanatorio Plaza de Rosario. Allí los médicos lo operaron, pero sus intentos por salvarle la vida resultaron infructuosos. A las 7.30 de ayer, su vida se apagó.

La investigación del crimen de Pavón se inició a partir de las 2.30 de ayer cuando desde el destacamento policial del Policlínico Eva Perón se dio cuenta a las autoridades de la comisaría 10ª (con jurisdicción en la zona donde ocurrió el crimen) del ingreso del docente malherido. Los pesquisas acudieron entonces al centro asistencial y trataron de recabar las primeras informaciones sobre lo ocurrido. "Al hombre no le robaron nada. Tenía su billetera y su teléfono celular. La billetera del hijo, incluso, estaba debajo del asiento delantero del auto. Presuminos que no se resistió y no sabemos si le quisieron robar el auto", explicó el comisario Germán Herrera, jefe de la seccional del barrio La Florida.

El Renault Fluence de Pavón fue secuestrado por la policía para realizar las pericias de rigor y el mediodía de ayer permanecía estacionado frente a la comisaría 10ª. Estaba intacto, aunque con una huella que develaba el ataque al docente: dos manchas de sangre en el freno de mano. Hasta anoche, los autores del crimen no habían sido localizados por la policía. "No pudimos avanzar en la investigación porque no tenemos una descripción física de los atacantes", comentó el comisario Herrera.

El recuerdo de un caso idéntico

El homicidio del profesor Aldo Pavón fue un calco del que tuvo como víctima a Norberto Paladini el 9 de agosto. Ese día el hombre había entrado su camioneta al garaje de su casa de Marcos Paz 4787 cuando dos maleantes lo sorprendieron. Paladini, de 57 años, intentó hacer una maniobra con el auto para ponerlos en fuga, pero un disparo perforó el parabrisas y fue directo a su corazón. El hombre alcanzó a bajar del rodado y caminar hacia el comedor de su casa donde cayó sin vida ante la mirada de su esposa. En tanto, los delincuentes huyeron del lugar sin robar nada.