Faltaban solo tres días para que el año 2011 llegara a su fin y Norberto Alfredo Moretti, un taxista de 62 años, se sentía un hombre decepcionado por los avatares de la vida.
Triste final. Los cuerpos de los dos pequeños son retirados de la casa de Cabal 964 bis, en Empalme Graneros. |
Faltaban solo tres días para que el año 2011 llegara a su fin y Norberto Alfredo Moretti, un taxista de 62 años, se sentía un hombre decepcionado por los avatares de la vida. Estaba frustrado y desesperanzado. Atravesaba las últimas instancias del divorcio vincular con su esposa, Claudia Marcela Rodríguez, de 40 años, con quien había tenido dos hijos: Norberto Benjamín y Josefina Sol, quienes tenían entonces 5 y 3 años. La noche del 28 de diciembre sus vecinos lo vieron en la puerta de su casa de Cabal 964 bis, en Empalme Graneros, mientras los chicos jugaban con una manguera para apaciguar el calor del verano. Fue la última vez que el barrio presenció una escena familiar. Horas más tarde el hombre descargó todos sus malestares sobre los cuerpos de los pequeños. Una vez que los niños se durmieron los asfixió hasta quitarles la vida. Después estuvo todo un día junto a los cadáveres, presuntamente pensando qué hacer. La noche del 29 de diciembre se arrojó al paso de un camión en la avenida de Circunvalación y terminó internado en el Hospital de Emergencias. Allí, en una cama del centro asistencial, admitió ante un oficial de policía lo que había hecho. “Hice algo terrible, maté a mis hijos. Si ellos no están conmigo no van a estar con nadie, y menos con esa hija de puta”, dijo en relación a su ex esposa. La historia, trágica y cruel, había cerrado. Y por eso, la jueza de Instrucción Roxana Bernardelli lo procesó como autor de doble homicidio agravado por el vínculo parental.
Josefina y Benjamín vivían con su mamá, pero a diario visitaban al padre. Incluso, dijeron los vecinos del hombre, muchas noches se quedaban a dormir en la casa de Empalme Graneros y se notaba que le hombre tenía buena relación con ellos. El miércoles 28 de diciembre, cerca de las 20, esos mismos vecinos vieron a Norberto y sus hijos en la puerta de la vivienda. El calor obligaba al vecindario a permanecer hasta entrada la noche sentado en las veredas. Esa fue la última vez que a los chicos se los vio con vida. Cinco horas más tarde Claudia llegó hasta la casa de calle Cabal para buscar a los pequeños. Pero nadie atendió a sus llamados. “Norberto...Norberto...la puta que te parió....devolveme los chicos”, gritaba la mujer desesperada ante la vista de algunos curiosos y frente a una casa herméticamente cerrada. Tras unos minutos desistió y se fue sin saber que los pequeños ya estaban muertos.
Una orden judicial. El día jueves Claudia estuvo en los Tribunales provinciales. Ante el juez de Familia Ricardo Dutto expuso la situación que estaba atravesando y el magistrado libró una orden de restitución de los menores a su madre además de prohibir que Norberto se acerque a la vivienda que la mujer ocupaba con sus hijos, en la zona de Montevideo y Provincias Unidas.
Como si supiera de lo que estaba ocurriendo, y apabullado por la realidad, la noche del 29 de diciembre Norberto salió de su casa. “Estuvo como 45 minutos caminando de una esquina a la otra, como muy nervioso. Se notaba que había pasado algo”, dijo el vecino Walter F. ante la jueza. Poco después de las 23 Moretti se fue hasta Juan José Paso y Circunvalación. Allí se tiró al paso de un camión y quedó maltrecho, pero vivo. Sufrió fracturas en los brazos y traumatismos en distintas partes del cuerpo y fue trasladado al Hospital de Emergencias. La verdad quedaría al desnudo al otro día.
Es que Claudia Rodríguez, con el oficio judicial en su poder, llegó hasta la seccional 20ª para que la policía la acompañe hasta la casa de Norberto a recuperar a sus hijos. El sumariante de la comisaría, Sebastián C., constató que el dueño de la casa en cuestión era el mismo que había quedado registrado como víctima de un accidente la noche anterior y estaba internado en el Heca. Por eso, antes de ir a la vivienda, acompañó a la mujer al hospital y allí el oficial indagó a Norberto. “Me dijo que no fue un accidente, que se quiso suicidar”, contó el uniformado al declarar ante la jueza Bernardelli. Y cuándo le preguntó por qué, Norberto respondió con una brutal afirmación: “Hice algo terrible, maté a mis hijos. Si ellos no están conmigo no van a estar con nadie”.
Espantoso. Pocos minutos más tarde, la cuadra de Cabal al 900 bis se pobló de policías y peritos. Tuvieron que barrtear una puerta de rejas y patear otra de madera para acceder a la casa de Norebrto Moretti. Los cuerpitos de Benjamín y Sol fueron hallados en la cama de una plaza donde dormían cada vez que iban a visitar a sus padres. “Estaban como acomodados, uno en cada extremo de la cama, con signos de descomposición y gases de putrefacción. Fue una situación espantosa, casi nunca vista en los años de servicio que llevó en el Sies”, dijo el primer médico que ingresó a la vivienda.
Con todos esos elementos en su poder, la jueza Bernardelli le dictó el procesamiento por doble homicidio agravado por el vínculo parental a Norberto Moretti. La magistrada, en su fallo, dice que más allá de la “carencia de testigos presenciales”, hay “una suma de indicios y presunciones que surgen de la conducta del imputado previas y posteriores al hecho que, sumadas a las pruebas objetivas derivadas de las periciales recuperan relevancia de cargo ya que no hacen sino remarcar la autoría del ilícito y la responsabilidad del acusado, quien actuó con la consciente voluntad de obtener el resultado de filicidio”. En el dictamen, la magistrada dispuso además la prisión preventiva del hombre y le trabó un embargo de 20 mil pesos sobre sus bienes.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Todo lo que puedas aportar para mejorar este Blog será bienvenido. Opiniones, Historias, Fotos, etc. Puedes hacerlo también a mi e-mail: charlesfrancis1953@hotmail.com
Por todo; Gracias.-
Carlos