Debo aclarar a los lectores varias cosas, para que juzguen la historia con información acerca de sus narradores. Conocí personalmente en Cuba, al Che Guevara. Discrepamos ideológicamente, respecto a lo que pasaba en Cuba. No existía ni amistad ni odio entre nosotros, aunque nos conocíamos y vigilamos mutuamente. Ambos éramos conocidos oponentes políticos, pero nos respetamos a la distancia. Creo que después de su muerte se ha engrandecido su figura desproporcionadamente. También, se han distorsionadas las circunstancias de su muerte, por opositores y simpatizantes, a convenencia de los mismos.
Lo que narro del Che Guevara está basado en mis conocimientos personales de él; testigos y participantes de sus hechos en Bolivia; y personas allegadas al mismo. Esta información está basada en largas conversaciones, entre otros, con el funcionario de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) Félix I. Rodríguez Mendigutía, última persona que conversó extensamente con el Che Guevara. A continuación algunos datos relacionados con este guerillero. Primero, hay que señalar que el Che nunca fue miembro de ningún partido comunista. Sin embargo, tenía una ideología marxista propia e indefinida; más cercana a la maoísta china, que a la versión soviética. Por motivos muy personales, el Che detestaba a los rusos soviéticos y estos, a su vez, no sentían ningún amor por él.
Me contó el que era embajador cubano ante el Líbano y Egipto, Doctor Leonel Alonso, estando aún el Che con vida, un incidente muy significativo. En una visita del Che al Cairo, a principios de la década del 60, la embajada cubana ofreció una recepción en su honor. A la recepción acude, entre otros, el embajador soviético. El Che entró en una discusión con el diplomático ruso y para sorpresa de los presentes este se acaloró y le dio una bofetada al embajador. Esto motivó una fuerte queja de los soviéticos a los cubanos en el Cairo y La Habana. La bofetada no sólo fue al embajador, sino a todo el Kremlin que él representaba. Posiblemente, esta bofetada, contribuyó mucho al destino final del Che en Cuba y Bolivia.
En 1967, el ocho de Octubre, cae herido y es apresado el Che, en la Quebrada del Yuro, cerca del pueblo La Higuera, en Bolivia. El Che sufre una herida de bala en la parte posterior de la pierna derecha, entre la rodilla y el tobillo. Cuando es apresado, este dice a uno de sus captores: "Yo soy el Che Guevara, valgo más vivo que muerto".
El mismo día, ocho de Octubre de 1967, en una zona no muy lejana del lugar, en Vallegrande, se encontraba la jefatura de la Octava División del ejército boliviano bajo las órdenes del Coronel Joaquín Zenteno Anaya. En el mismo lugar se encontraba, instalando equipos de radio en los aviones bolivianos, el Capitán Félix Ramos Medina, cuyo verdadero nombre es Félix Rodríguez Mendigutía. Este es un cubano americano, veterano de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), experto en contra insurgencia, que se encontraba asesorando al ejército boliviano cumpliendo petición de La Paz a Washington.
Al capitán Félix Ramos, le comunican que la radio trajo un mensaje que decía "Papá está cansado". Mensaje en código que significaba: "Che Guevara apresado y herido". Al teniente coronel Andrés Zelich, se le ordena que se traslade en helicóptero a La Higuera, donde tienen prisionero al Che, para que lo interrogue y examine los documentos apresados. El capitán Ramos se comunica con sus superiores de la CIA, da pormenores de lo sucedido y pide confirmación de sus órdenes que eran: apresar al Che vivo para trasladarlo, posiblemente, a una base de Panamá. La CIA responde que haga todo lo posible por salvar la vida del prisionero. Washington, sabía que el Che vivo, derrotado y prisionero, sería un golpe devastador para La Habana y Moscú. Un Che vivo era una carta de gran valor; un Che muerto, todo lo contrario, se convertiría en leyenda y mártir. Sin embargo, los militares bolivianos no pensaban como Washington.
En la mañana del nueve de Octubre, un helicóptero piloteado por el mayor Jaime Niño de Guzmán, llevando como pasajeros al coronel Joaquín Zenteno Anaya y al capitán Félix Ramos Medina, despegó de Vallegrande rumbo a La Higuera.
Media hora después, 7:30 AM, el helicóptero llega a su destino. Todavía se escuchaban en la lejanía los sonidos de fusiles y morteros. El teniente coronel Andrés Zelich, después de minucioso registro del cuerpo y pertenencias del prisionero y otros combatientes muertos, había capturado buena cantidad de documentos.
Félix I. Rodríguez, me dice que no recuerda haber visto el documento que ahora presenta el general retirado Jaime Niño de Guzmán. Sin embargo, dice, "puede ser legítimo, se ocuparon muchos documentos, después de su muerte". El Che se encontraba prisionero en una pequeña escuela del lugar. En el mismo lugar estaban los cuerpos sin vida de otros guerrilleros caídos en combate: Antonio, cubano, cuyo verdadero nombre era Orlando Pantoja; Arturo, cubano, nombre verdadero René Martínez Tamayo. En otra habitación se encontraba herido el guerrillero boliviano Willy, nombre verdadero Simón Cuba Saravia.
El coronel Zenteno y el capitán Ramos vieron en un extremo de la habitación al Che Guevara. Este mostraba un cuerpo delgado, cabellera larga y sin brillo y en general un aspecto físico muy deteriorado. Sus ropas estaban sucias y harapientas, sus pies estaban envueltos en pedazos de trapos sucios y cueros, amarrados con cordeles, al carecer de botas o zapatos. Estaba atado de pies y manos. Estas últimas amarradas en la espalda. El coronel Zenteno intentó varias veces de hablar con el Che. Pero, este no respondió a sus preguntas. Ante la inutilidad del esfuerzo, Zenteno y Ramos abandonaron el lugar.
El capitán Ramos (Félix Rodríguez) me dijo: "Comencé a fotografiar todos los documentos ocupados, con máquinas fotográficas Pentax y Minox. Después, establecí contacto radial con mi puesto de mando en la CIA. Estaba en esta tarea, cuando se acercó un soldado boliviano que me comunicó, que el cuartel de Vallegrande quería hablar con el oficial de más alta graduación que se encontrara en el lugar. El coronel Zenteno había partido a un puesto de avanzada, donde aún se combatían a los guerrilleros del Che. El ejército boliviano me había dado rango de capitán durante las operaciones. Me identifiqué con el oficial que llamaba y este dio las órdenes a seguir: 500 y 600. Pedí que repitiera las órdenes, claramente escuché las cifras 500 y 600. El número 500 significaba el Che; el 600 ordenaba su muerte".
Poco antes de las 11:00 Am regresó el coronel Zenteno. Le expliqué el mensaje recibido de Vallegrande y las instrucciones que yo tenía de Washington que eran mantener al Che vivo. El coronel Zenteno reconoció el dilema en que me encontraba y me dijo: "Yo no puedo desobedecer las órdenes de mi presidente. Son las 11 de la mañana, tengo que irme a Vallegrande, el helicóptero vendrá varias veces para trasladar heridos y traer municiones y comida. A las 2: 00 PM, será el último vuelo de regreso. Tú me entregarás el cadáver del Che, bajo palabra de honor".
"Washington, trató de convencer a La Paz para que no ejecutaran al Che. La respuesta de La Paz fue que la prensa mundial ya conocía la noticia de que el Che había muerto en combate. Félix Rodríguez dice al respecto, "estaba pensando acerca de la situación, cuando escuché disparos dentro de la escuela donde se encontraba el Che con el otro prisionero Willy".
"Entré en la habitación donde se encontraba el Che, quien me miró desde el suelo. Me dirigí al otro cuarto y vi a un soldado, arma humente en las manos, que temeroso me dijo": Mi capitán, trató de escapar". Willy, expiró en mi presencia. Era imposible escapar de aquel lugar, todo estaba custodiado. El soldado boliviano estaba cumpliendo las órdenes de sus superiores: no tomar prisioneros".
"Por la mente me pasó una escena similar. En Bahía de Cochinos, seis años atrás, el combatiente de la brigada invasora Néstor Pino, había sido apresado por fuerzas castristas y golpeado salvajemente, cuando se identificó como el comandante de un batallón de una compañía de paracaidistas. La paliza cesó por un momento y desde el suelo vio unas botas junto a su rostro, era el Che Guevara. Este, le dijo fríamente: los vamos a matar a todos. Milagrosamente, Pino sobrevivió. Paradójicamente, en una situación similar, pero al reverso se encontraba Guevara".
"Me dirigí al Che y le dije, quiero hablar con usted. El Che, me respondió: "A mi nadie me interroga". Yo no he venido a interrogarlo, solamente para hablar. Nuestros ideales son diferentes -le dije-, pero lo admiro. Usted era ministro en Cuba y está aquí porque cree en sus ideales. Solamente quiero hablar con usted".
"El Che pidió que lo sentara y ordené a un soldado que lo desatara y lo acomodamos en un banco de madera. Obtuve tabaco para su pipa y comenzamos hablar. Si durante la conversación derivamos a un aspecto técnico o táctico, él me decía: usted sabe que no puedo responder a eso. Y cambiábamos el tema. Hablamos porqué habían escogido Bolivia y que los africanos no eran buenos soldados. Me preguntó mi nombre y le respondí: Félix. Me dijo que yo debía ser puertorriqueño o cubano. Y que por mis conocimientos debía trabajar para la inteligencia americana. Contesté que estaba acertado, era cubano y trabajaba para el servicio de inteligencia estadounidense".
Le digo a Félix I. Rodríguez. Hace poco, el general retirado Jaime Niño de Guzmán, declaró a la prensa que en una conversación con Guevara, cuando era prisionero, este le había dicho que Fidel lo había traicionado en su aventura de Bolivia. ¿Que puede decir usted al respecto?
"Me sorprendió su declaración. Niño de Guzmán, mientras el Che estuvo en La Higuera, nunca estuvo a solas con él. El único contacto que ellos tuvieron fue cuando tomamos fotografías con el Che. Niño de Guzmán, era un mayor, piloto de helicópteros, su trabajo básicamente era transporte de personas y equipos. En aquella ocasión, al medio día, vino a La Higuera trayendo una máquina fotográfica del mayor Arnaldo Saucedo quien quería una foto de Guevara en vida. El presidente René Barrientos había dado orden, de que fuera de los que estaba en la operación, nadie visitara el lugar. Tomé la cámara que me ofreció Niño de Guzmán y deliberadamente cambié la velocidad y apertura para que la foto no saliera. Cambiamos máquinas fotográficas y le di a Niño de Guzmán mi Pentax y me tomó una foto con el Che. Advierto que Guevara dio su consentimiento para estas fotografías".
"Un detalle muy significativo en esta historia es el de una mujer, la maestra de escuela del pueblo, Julia Cortés, que tenía un radio portátil y se acercó a mí y me preguntó. ¿Capitán a qué hora van a matar al prisionero, la radio anuncia que ya está muerto? Me dí cuenta ya era imposible evitar su muerte".
¿Mencionó el Che que Fidel lo había traicionado?
"No, en ningún momento mencionó tal cosa. En honor a la verdad, debo decir que nunca mencionó a Fidel negativamente. El Che se mostró más bien evasivo cuando el nombre de Fidel salió en la conversación. Indudablemente, el Che sabía que La Habana no lo había apoyado en sus intentos en Bolivia, pero nunca criticó a Fidel específicamente".
"Estábamos hablando de la economía de Cuba cuado tuvimos que interrumpir la conversación por los disparos que se escucharon en la habitación contigua. Después oímos un cuerpo caer, Aniceto había sido ejecutado. Este último era un guerrillero que había sido traído herido en la cara, una hora atrás a la casa escuela. El Che mantuvo silencio, su rostro mostraba tristeza y movió la cabeza de un lado al otro".
"Miré al Che en la cara y le dije: Comandante he hecho todo en mi poder, pero las órdenes vienen del Alto Mando Boliviano... Su cara estaba blanca como un papel. Es mejor así Félix, nunca me deberían haber apresado vivo. ¿ Tiene algún mensaje para la familia? Me respondió, dile a Fidel que pronto verá una revolución triunfante en América. Me lució percibir un tono mezcla de amargura e ironía en el mensaje. Dile a mi esposa que vuelva a casarse y trate de ser feliz. Nos abrazamos emocionados. Mi odio al Che había desaparecido. Había llegado el momento de la verdad y supo enfrentar la muerte con valentía".
"Salí de la habitación y miré el reloj: una de la tarde. Caminé hacia donde se encontraban el teniente Pérez y el sargento Mario Terán, que tenía la cara brillante como si hubiera estado bebiendo. El sargento Terán pidió prestada una carabina automática M-2, al teniente Pérez. Le dije a Terán, no le tires a la cara, haciendo seña con la mano del cuello hacia abajo. Terán, caminó rumbo a la escuela y yo encaminé mis pasos a una pequeña colina. Comenzaba a escribir unas notas cuando oí los disparos. Miré el reloj y era la 1:10 de la tarde. El Che había sido ejecutado".
¿Por qué el general Niño de Guzmán viene con esta versión ahora? ¿De dónde sale esta historia de que el Che había confesado que Fidel lo había traicionado y le había dado una libreta de apuntes que tenía en una bota?
"No lo sé, tendrá que preguntárselo a él. Resumiré: Niño de Guzmán nunca estuvo a solas con el Che Guevara. Hay muchas fotografías que muestran al Che sin botas. El Che estuvo maniatado hasta que yo ordené que lo desataran. El teniente coronel Andrés Zelich, personalmente, había revisado todo su cuerpo y requisado sus pertenencias. Nunca mencionó el libro de notas".
Al capitán Feliz I. Rodríguez han intentado matarlo varias veces. El Coronel Joaquín Centeno Anaya, murió víctima de un atentado en París en 1975, aparentemente ordenado por La Habana. El presidente Barrientos murió en misterioso accidente de helicóptero en aquella época. El mayor Quintanilla, asesor del Ministro del Interior en aquellos tiempos, murió en otro atentado cuando era Cónsul General de Bolivia en Hamburgo, Alemania. El sargento Terán vive en algún lugar de Bolivia.
¿Fue asesinado o ajusticiado el Che Guevara? El adjetivo a emplear depende de un punto de vista ideológico, no de semántica legal. Si aplicamos las reglas del juego, creadas por el propio Che Guevara en Cuba, fue "ajusticiado revolucionariamente". Cuando el Che se encontraba en el poder en Cuba, más de mil personas murieron bajo sus órdenes en circunstancias similares. Pero, esto es ajeno a las circunstancias del caso que analizamos. ¿Admitió el Che que lo habían traicionado? No, murió sin decir tal cosa.
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