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Misterio: Los muertos en el Bar

Written By Charles Francis on 28 septiembre 2011 | 11:06

Todavía se mantiene en pie una casa en la que sus habitantes no se ven ... pero se hacen escuchar. 
El Equipo Investigativo Enigmas realizó una exhaustiva investigación en una antigua casona donde se vienen dando varios hechos extraños como son presencias, golpes en las paredes, objetos que se mueven de lugar y sobre todo (tal vez lo más espeluznante) ruido de cuchillos que se entrecruzan en invisible pelea; sin olvidar los gritos que se escuchan en el sótano. 
Los investigadores fueron agredidos por invisibles entidades en una jornada de trabajo dominada por la tensión y la incertidumbre. Todo lo actuado, el testimonio del morador, de sus vecinos …. 

Una historia inquietante. 
LA CASA
Esta antigua construcción se remonta a principios del siglo XX y tiene las características de las casas de la época: La enorme puerta de madera, de dos hojas es flanqueada por dos ventanas simétricas, también de madera, pero con pesadas rejas trabajadas. Detalles arquitectónicos alrededor de las aberturas y semi columnas en la fachada, dan a la construcción una señorial presencia. 
Esta casa ocupa una esquina y aunque internamente es una sola construcción, tanto la puerta que se encuentra en la ochava, como la ventana que está a su lado, nada tienen que ver con la fachada general. La puerta de la esquina, de gruesa madera, tiene postigones que alguna vez cubrieron los hoy inexistentes vidrios y además tiene la particularidad de terminar en semi-circulo en su parte superior. 
La ventana adyacente también tiene las mismas características. La explicación es que, el ala izquierda es la casa familiar propiamente dicha; mientras que hacia la derecha se encontraba el almacén de ramos generales y despacho de bebidas. 
Hoy la vereda es inexistente y la falta de revoque en algunos lugares deja ver esos antiguos ladrillos asentados en barro. 
En el interior de la casa, se pueden observar las habitaciones altas, con cielorrasos de tela que al estar totalmente destruidos dejan ver las alfajías de duras maderas en las cuales descansan las herrumbradas chapas de zinc que alguna vez fueron el techo. 
Los pisos son de madera y mientras en algunos lugares se mueven inquietantemente (sobre todo los que están sobre el sótano), en otros faltan peligrosamente los listones de madera. Esta casa tiene dos habitaciones “a la calle” y el zaguán de entrada. Una galería abierta pero techada y con piso de baldosas (que alguna vez fueron rojas), comunica con la otra parte que componen la cocina, el comedor y una pequeña pieza (que hoy es la única ocupada). El baño es solo una pequeña construcción, alejada de la casa, ubicada en el medio del patio. 

Alguna vez debió tener una cortina como puerta y dentro, solo un agujero en el piso de cemento, le da la característica de “excusado”. Llama la atención en la pared un agujero en forma triangular que hace las veces de ventana. En cuanto al negocio familiar, fue sin lugar a dudas, un característico almacén con despacho de bebidas y lugar para juegos de naipes. 
La gran habitación tiene todavía los restos de un desvencijado mostrador, algunas sillas y mesas de madera casi destruidas por completo y en estantes colocados en las paredes se pueden encontrar todavía un par de sifones metálicos y algunos envases de vidrio de bebidas que ya no se comercializan, además de viejos porrones que alguna vez contuvieron caña o alguna bebida similar.

Los añosos árboles de la vereda sirven de marco a esta construcción que ha superado los cien años y que todavía alberga habitantes ... algunos de este mundo y otros del “más allá”. 

SU HISTORIA 
Tenemos acceso a la historia de los habitantes primigenios de esta casa gracias a su actual morador y a las referencias de viejos vecinos del lugar. La casa fue construida por un matrimonio que llegó desde España, cuando terminaba el siglo XIX y estas tierras se mostraban prometedoras de una vida mejor. 
Él era un joven español, nacido en tierras de Zaragoza, llamado Joaquín Manuel Antúnez Zubizarreta (o Subirreta, ya que el dato no es claro). 
Su esposa, conocida por todos como “doña Irma”, (en realidad Inma, apócope de su verdadero nombre Inmaculada Concepción García y García), era una joven de clase aristocrática en su Zaragoza natal y cometió el pecado (para su familia) de enamorarse de Joaquín que no tenía un oficio determinado ni tampoco estudios. Joaquín vendió los pocos bienes que acababa de heredar de su padre, se casaron sin el consentimiento familiar y prácticamente huyeron hacia América. 
Por algún extraño designio del destino se radicaron en este lugar. Joaquín, que pasó a ser para todos “Paco, el gallego”, construyó esta casa y abrió su almacén donde los lugareños podían no solo conseguir comestibles y bebidas, sino también despuntar el vicio del alcohol y del juego (naipes en el salón y bochas en un costado de la casa). 
Se cuenta que Paco se volvió mujeriego y afecto a la bebida, por lo que su almacén era un reducto de borrachos y pendencieros que muchas veces llevó a peleas que terminaron con heridos de cuchillo e incluso con dos muertes. 
Doña Irma, aquella hermosa joven española fue perdiendo no solo su belleza, sino también su alegría. Se convirtió en una mujer amargada, triste, resentida y victima de su esposo que cuando estaba borracho le pegaba e insultaba. 
Nunca tuvieron hijos y se dice que la única vez que Irma estuvo embarazada, lo perdió por culpa de una feroz golpiza de su marido. Esta es, a grandes rasgos, la historia de este lugar y sus habitantes. 

Cuando Paco murió (se suicidó), muchos pensaron que su mujer había aprovechado una borrachera para terminar con quien tanto la hacía sufrir, pero nunca se pudo comprobar nada y todo terminó en comentarios de vecinas. Doña Irma continuó con el negocio varios años más, pero ya no hubo más expendio de bebidas ni mesas para juegos de cartas. Solamente un almacén común fue su medio de vida hasta que se jubiló. Murió con más de 80 años. Su cadáver fue encontrado por sus vecinos después de varios días, ya que siempre vivió sola. 

LOS HECHOS EXTRAÑOS
En la casa se vienen dando varios hechos extraños como son presencias, golpes en las paredes, objetos que se mueven de lugar y sobre todo (tal vez lo más espeluznante) ruido de cuchillos que se entrecruzan en invisible pelea; sin olvidar los gritos que se escuchan en el sótano. 

EL MORADOR ... Y LOS MORADORES
Aunque parezca imposible, la casa está habitada por un hombre. El morador de la vivienda es Miguel Ángel (conocido como “Cacho”), un hombre cuarentón, de baja estatura, algo gordo, de barba desalineada y ropas modestas que se define como “changarín”. Cuenta que es sobrino lejano de los originales dueños de la casa, que como no tenía donde vivir se instaló allí porque considera que la casa le pertenece “ por ser el único de la familia y porque la casa estaba abandonada hacía muchísimo tiempo”. Aparentemente, además del morador humano en la casa, también se encuentran uno o varios moradores “no humanos” que parecen no estar dispuestos a retirarse de allí. 

EL DIALOGO CON EL PROTAGONISTA
El Equipo Investigativo Enigmas tuvo la oportunidad de dialogar con este personaje. Recibe al grupo sentado en la puerta de la casa, con el mate en la mano y un cigarrillo apagado jugando en la boca. Cuando se le pregunta que sabe de sus familiares dice textualmente: “Yo de chico conocí a los tíos porque mis viejos venían a visitarlos y me traían. 
De lo que me acuerdo es que la tía Irma era flaquita y andaba siempre con un bastón porque según me contó mi viejo, el gallego le pegó y le quebró la pierna y nunca se curó bien. 
El tío era un gallego gordo que siempre me daba galletitas y me acuerdo que yo tendría unos seis años una vez que me llevó a la casa de una mujer que decía que era la novia y me mostraba como besar a las mujeres. Era un degenerado el gallego ese (dice mientras se ríe). 
Mi viejo –que murió hace poco- me contaba que en el boliche murió un paisano en un duelo criollo (con cuchillos) y que el gallego con los amigos lo tiraron a la calle para no tener problemas. Otra vez le rompieron la cabeza a otro con una botella por discusión de juego. En el bar siempre había peleas y quilombos”.

Cuando se le pregunta como es que llegó a vivir allí dice: “Yo andaba en la lona. No tenía trabajo, no conseguía changas y no podía pagar alquiler, así que le pregunté a mi viejo por la casa y me dijo que es mía porque no hay más parientes. Así que me vine a vivir y acá estoy”. 
Cuando se le pregunta como es vivir en una casa supuestamente embrujada, sonríe nerviosamente y cuenta: “Al principio era muy difícil vivir acá y le puedo asegurar que si hubiera tenido adonde ir no me quedaba ni un día, pero bueno, me acostumbré y sobretodo entendí lo que les gusta y lo que no les gusta que haga a los fantasmas y ahora me dejan vivir tranquilo”.

Lo que interesa a los investigadores es saber que es realmente lo que ocurre ahí y “Cacho” (después de pedir que le compren un paquete de cigarrillos “de cualquiera total todos son venenos”, según dice), relata sus experiencias: “Muchas veces se escuchan ruidos como de botellas que se caen y se rompen, pero no hay nada. 
También encuentro cosas que se cambian de lugar. Al principio a mi me escondían la ropa y sobre todo los cigarrillos. 
Para mí que es el fantasma de mi tía que no quiere que fume en la casa y que no deje ropa en cualquier lado. También cuando yo chupaba en la casa, sentí que me golpeaban en la cabeza y una vez ví una sombra que parecía mi tía cerca de la pared. 
Ahora cuando quiero tomar un vino tengo que ir al boliche de adelante (el antiguo bar) y ahí puedo estar tranquilo. 
En el boliche lo que se escuchan muchas veces es como si estuvieran peliando (sic) con cuchillos, se escuchan como se cruzan los cuchillos y se escuchan gritos. Después se calman. 
Otra cosa que escuché es en el sótano unos ruidos muy fuertes que me parece que no pueden ser las ratas porque son muy fuertes. 
Ahora lo que siempre escucho es para mí el fantasma de mi tía Irma que anda con el bastón porque es un golpe seguido y como que arrastra los pies, pero yo ya me acostumbré y le grito: Che tía no arrastrés las patas” (se ríe a carcajadas). 

El grupo sigue preguntando y Cacho no tiene problemas en contestar, por lo que se le interroga sobre si otras personas han percibido o escuchado algo, además de él. “Si varios han estado acá cuando pasan esas cosas, es más, cuando hay alguien de afuera es como que se enloquecen y empiezan a hacer ruidos y mover cosas.
Mi viejo varias veces lo escuchó y varios amigos míos que nos juntábamos acá para jugar al truco también lo escucharon. Ahora no quieren venir más. 

Hace como dos años me traje una mujer a vivir conmigo y parece que la tía se enloqueció. A ella en la cocina la empujaron, se le prendió fuego una olla con aceite y casi se quema toda; pero lo peor era cuando estábamos en la cama y estábamos ... (trata de hacerse entender con una seña característica) se nos movía la cama, se escuchan ruidos en las paredes que parecía que se venían abajo y escuchábamos caminar al fantasma con el bastón.

Una vez escuché la risa del gallego y mi mujer dice que la tocaron por atrás. La mina no quiso saber más nada y me dejó”. 
Otra vez conocí una mujer en el baile y nos vinimos acá muy borrachos los dos. Como ella quería seguir tomando le dije que se fuera a la pieza del bar que es la única parte donde se puede tomar. 
Ahí vió una sombra con un revolver que se pegó un tiro y dice que escuchó el ruido del tiro y yo creo que también lo escuché, pero no estoy seguro porque había tomado mucho. 
Esta mujer empezó a gritar como loca y vino un vecino a ver que pasaba y ese hombre también vio la sombra con el revólver y él que lo conocía dice que era mi tío, el gallego. Esa loca no duró ni un día conmigo. Y
Yo en este momento vivo en la piecita del fondo que aunque es la más chiquita es la más tranquila, porque en las de adelante no se podía estar, había ruidos, se me apagaban las velas (la casa no tiene luz eléctrica) y era un desastre. 

ENIGMAS INVESTIGA
El Equipo Enigmas siguió los pasos fundamentales para llegar a la verdad de este caso y sus miembros desarrollaron las distintas tareas asignadas. Una parte de este equipo, con la participación de una psicóloga, tuvo un primer diálogo con la persona que habita en el lugar y de esa manera no solamente conocer los casos que acontecen, sino también realizar un perfil del protagonista. 
La primera impresión que deja este personaje es positiva, no demuestra interés en trascender por los hechos, resulta coherente, creíble y demuestra también una sinceridad en sus acciones (reconoce su adicción al alcohol, por ejemplo). En síntesis, este paso de la investigación resulta positivo. 
Otro de los pasos investigativos consistió en obtener testimonios de vecinos de la zona que pudiesen aportar datos para corroborar los dichos del ocupante del inmueble.
Se entrevistaron nueve personas, de las cuales seis de ellas aportaron datos coincidentes, dos manifestaron no conocer sobre este tema y una dijo estar convencida de que todo se trata de una farsa. « Siempre pasaron cosas raras ahí, incluso mientras vivía doña Irma » (Julia - vecina) « Incluso doña Irma me dijo una vez que “el gallego” no la dejaba tranquila ni después de muerto » (Anselmo – vecino, esposo de Julia). 
 « Una vez, junto a unos amigos, vimos por la ventana todo iluminado y como que había gente adentro, pero no había nadie ». (Pablo – vecino). « Un linyera que a veces dormía ahí cuando estaba vacía, me contó que por las noches lo despertaban con golpes y sentía que caminaba gente adentro de la casa. 
Este hombre se fue espantado de ahí » (Mabel – dueña de una panadería vecina al lugar). «Yo muchas veces he escuchado tiros ahí adentro, pero nunca he visto a nadie, Ahora vive ese muchacho, Cacho » (Pedro – vecino que vive frente a la casa). 
 «Es cierto lo que le contó Cacho ... Una noche había una mujer que gritaba como loca. Yo pensé que le estaban pegando y me fui a ayudar. Me asomé por la ventana y la vi que estaba sola, acurrucada en un rincón y vi también una sombra cerca del mostrador, que para mí era don Paco » (Don Cosme – vecino lindero al ex negocio de la casa). 
 « Acá en el barrio es mucha la gente que habla de esa casa, pero yo, la verdad, nunca he visto nada, así que no puedo hablar » (Chela - vecina) «Yo no sé nada de eso ... y por favor, estoy trabajando » (Sixto - almacenero). «Esas son todas mentiras que inventa el vago ése que vive ahí para que lo dejen vivir y nadie se meta ahí. Yo vivo en el barrio desde antes que muriera la almacenera y nunca ha pasado nada. Son inventos de ese atorrante » (Carmen – vecina lindera a la casa) 

En general, los testimonios recogidos hablan de algunos hechos extraños, incluso corroboran los dichos del morador. Cuando se le preguntó a Cacho si conocía a los vecinos que habían testimoniado (sin hacerle conocer las opiniones de cada uno) y cual era su relación con ellos; manifestó conocerlos a todos, algunos de ellos solamente de vista (Pablo, Mabel y Pedro). Dijo tener diferencias con dos de ellos: 
Con Sixto (el almacenero) porque una vez se negó a fiarle algunos productos (fiambre y vino) y habían llegado a insultos mutuos. 
Sobre Carmen (la vecina lindera), dijo que la mujer lo había insultado y amenazada con llamar a la policía para desalojarlo. Según su versión el motivo fue que golpeó al perro de la mujer que quiso atacarlo. 

 UNA NOCHE INTERMINABLE
Y llegamos a lo que fue para Enigmas una noche de emociones fuertes, sobresaltos y experiencias cercanas a lo increíble. Decidimos pasar una noche en el lugar, en compañía de Cacho (el morador de la vivienda) y allí desarrollar actividades investigativas (psicofonias, filmaciones, fotos, ouija, percepciones, etc.) 
Cinco personas del Equipo Investigativo Enigmas se prepararon para pasar una noche en el lugar ubicando los equipos para lograr psicofonías en una de las habitaciones del frente, en el bar y en el sótano. 
Transcurridos treinta minutos donde los grabadores buscaban registros psicofónicos, ingresamos al lugar (en ese momento verificamos que uno de los grabadores –el del bar- no estaba en el lugar donde lo habíamos dejado). 
Nos ubicamos en tres parejas (con la participación de Miguel Angel) en una de las habitaciones del frente, en el bar y en la cocina. 
El primer inconveniente surgió con las dos mujeres que conformaban el grupo. Una de ellas estaba en el bar y sintió una presencia que la tocaba insistentemente por lo que cambió su lugar con un hombre y se ubicó en la cocina. 
Al cabo de un rato, tanto la investigadora que estaba en la cocina, como la otra que estaba en la habitación, sufrieron la invisible agresión de alguien que “les pegaba con un palo” (según la similar definición de ambas). Para evitar inconvenientes y ante lo agresivo de la acción decidimos sacarlas de la casa, por lo que se quedaron en uno de los autos a la espera del final de la investigación. 
Evidentemente en el lugar había entidades que no soportaban a las mujeres y otras que se sentían muy atraídas por ellas. Mientras esto ocurría y todos nos encontrábamos en la cocina opinando cuales eran los mejores pasos a seguir, en el bar se escuchó el estrépito de botellas rompiéndose. 
Cuando todos corrimos hacia el lugar, pudimos comprobar que todo estaba en su lugar, que no había vidrios rotos y (un hecho singular), que la linterna dejó bruscamente de funcionar. Al volver cada uno a su lugar (con dos integrantes menos y dos lugares vigilados por una sola persona, lo que de por sí agregaba una cuota más de preocupación al hecho), encontramos el bolso de la video filmadora dado vuelta y las cosas de su interior desparramadas. 

Las dos mujeres (desde el auto) vieron dentro del bar una intensa luz que parecía moverse por el lugar. Esta luz difería mucho de la tenue iluminación de las velas. 
Muchos hechos singulares ocurrieron esa noche, como presencias, agresiones de entidades no visibles, equipos que dejaron de funcionar, fuertes olores, etc. 
Pero lo peor fue sin dudas, la agresión sufrida tanto por Miguel Ángel como por uno de nuestros investigadores, quienes destaparon una cerveza y prendieron sendos cigarrillos (como parte de la investigación) en una de las habitaciones del frente de la casa y fueron duramente castigados por una entidad invisible que con violencia los golpeó, y empujó, mientras un extraño viento apagó las velas del lugar. 
Nuestro compañero quiso salir corriendo del lugar en la oscuridad y atascó su pie en un orificio del piso, lo que le significó una torcedura en su tobillo derecho.
En cuanto al material obtenido, solo es destacable una parafonía (un registro en la cinta y a su vez audible para los presentes) de pasos con el bastón. 
La ouija fue imposible realizarla, porque la guía giraba locamente, incluso en determinado momento salió expulsada violentamente del tablero. 
Contando en el grupo con un psíquico y en base a las experiencias realizadas, se pudo establecer lo siguiente:
 · La presencia de tres entidades (que suponemos pueden ser Doña Irma, Paco y aquel parroquiano que murió en el lugar). 
· Una entidad (posiblemente Doña Irma) se mueve en la casa y otras dos en el salón de lo que fue el bar., 
· Lo relatado por el habitante de la casa es verdad (por lo menos en buena parte de sus dichos), ya que puso ser corroborado. 
 · Hay algo muy especial con referencia a las mujeres. Recordemos que Miguel Ángel había contado que una fue manoseada y otra agredida por entidades · en distintos lugares de la casa (estos hechos se reiteraron con las mujeres de nuestro equipo). Tal como había contado el morador de la vivienda, en la · casa las mujeres son agredidas y en el bar sucede todo lo contrario. 
 · Todos los presentes escucharon el ruido a botellas rotas en el bar, pero no se encontró nada que justifique ese ruido. 
· Es innegable la molestia que significa en el lugar el hecho de fumar o beber. 
 · Esas entidades que allí habitan están muy arraigadas y es imposible lograr retirarlas del lugar. 
 · El ruido a pasos y el supuesto bastón que los acompaña fue escuchado por tres personas, además de ser registrado en la cinta de audio. 
Este es el resumen de una de las investigaciones que no puede considerarse entre las exitosas porque el fenómeno continúa y nada pudimos hacer al respecto; pero sin dudas fue uno de los casos más impresionantes en los que nos tocó participar y sentirnos casi indefensos ante los invisibles moradores de la casa, además de haber sido agredidos y terminar con un compañero lastimado, por esas presencias que tratan de preservar su lugar y su permanencia allí, mediante todas las formas posibles. 

ACLARACIÓN:
 Se usan varios costumbrismos idiomáticos naturales o comunes del territorio argentino que vale la pena explicar: 
Quilombo. Se da este nombre a lugares donde un grupo de mujeres organizadas, por lo general dirigidas por una mujer mayor, ejercen la prostitución. Se aplica disturbios, peleas, enfrentamientos, etc. 
Estar en la lona. Significa estar en la indigencia, sin trabajo, sin ingresos. 
Duelo criollo. Costumbre que se remonta a una antigua forma de enfrentamiento entre los gauchos de los campos argentinos. La pelea consistía en enfrentarse con un cuchillo o facón en una mano, usando su poncho o abrigo enrollado en su otro brazo a modo de escudo. 
Changarín. De dice de aquella persona que no tiene trabajo estable, que es ocupado por día, horas o trabajos específicos de corto tiempo y sin relación de dependencia. Hacer ese tipo de actividad es hacer “una changa”. 
Mina. Mujer (si bien no es un tono despectivo, se utiliza habitualmente para referirse a mujeres ocasionales o sin relación importante). 
Chupar. Utilizado comúnmente por ciertos estamentos sociales. Significa beber, tomar bebidas. http://www.losenigmas.com.ar/menu.htm
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