Desde las 2 de la madrugada de ayer, los vecinos de barrio Municipal comenzaron a oír disparos. Fue cerca de las 8 cuando la Policía llegó al lugar y encontró, en el cruce de Esteban de Luca y Abanderado Grandoli, el cuerpo sin vida de un muchacho que en el barrio era conocido por el apodo de Pichicuita. Dos tiros en el rostro y otros dos en el pecho habían terminado una hora antes con la vida del joven, que sólo tenía 18 años pero que contaba con numerosos y diversos antecedentes. Para los investigadores, la hipótesis más fuerte es la de un ajuste de cuentas entre bandas que desde hace años se disputan el control de la zona.
Según informaron fuentes de la comisaría 11ª, ayer alrededor de las 8 recibieron un llamado al 911 en que indicaba que en el cruce de Esteban de Luca y Abanderado Grandoli había un joven malherido tendido en plena calle junto a una moto.
De acuerdo con los voceros, al llegar al lugar los uniformados se encontraron con el cuadro que les habían descrito: Adrián Daniel Trujillo, de 18 años, más conocido en el barrio por el alias de Pichicuita, llevaba muerto una hora. Presentaba cuatro heridas de arma de fuego, que una posterior autopsia determinó que correspondían a un arma calibre 9 milímetros. Dos impactos le desfiguraron la cara, mientras que los otros dos le perforaron el pecho. Junto al cadáver, una motocicleta marca Suzuki AX 100 color azul completaba el paisaje.
Vecinos de la zona dijeron que esa madrugada las detonaciones que provenían de la calle mantuvieron en vela a más de uno, y ayer expresaron su preocupación por la situación del barrio, adonde consideran que, bajo las circunstancias actuales, es preferible no transitar, ni de día ni de noche.
Nadie en la zona aportó datos sobre qué le había ocurrido a Pichicuita, aunque un vocero deslizó que el homicidio no sería obra de una sola persona.
“La víctima estaba en la vereda tomando con tres o cuatro personas, y el atacante pasó por ahí, disparó y se fue corriendo”, detalló un vocero.
Sobre el móvil del ataque, los pesquisas remarcaron que al cierre de esta edición no se descartaba ninguna posibilidad, aunque en base a los antecedentes penales del muchacho fallecido y las personas que solía frecuentar en barrio Tablada, adonde vivía, la hipótesis que más fuerza cobraba era la de un ajuste de cuentas.
Según deslizó una fuente, el ataque podría enmarcarse dentro de una pelea de bandas por el comercio de drogas en la zona, que está en disputa.
Pichicuita
Amenazas, hurto, tentativa de robo calificado y lesiones son algunos de los delitos que, desde los trece años comenzaron a achacarle a Trujillo. Sin embargo, su paso más recordado por las páginas policiales de la ciudad –cuando aún era menor– fue en septiembre de 2008, cuando el adolescente conocido como Pichicuita fue detenido en su casa acusado de participar en el homicidio de Paulo Acosta, un joven de 22 años asesinado de dos balazos en barrio Tablada.
A fines de ese mismo año, el muchacho estuvo mencionado también en el homicidio de María Simona Benegas, de 78 años, quien fue alcanzada por un plomo cuando quedó en medio de una pelea entre bandas frente a su casa, también en La Tablada.
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