Alvarez.— Ubicada a 25 kilómetros al sur de Rosario se encuentra esta tranquila y acogedora localidad que es reconocida en la provincia por sus convocantes carnavales. Alvarez cuenta con 6.500 habitantes, es el más grande de los 19 pueblos del departamento Rosario y los principales motores de su economía son el campo y la industria. Por la ruta 20-S a cuatro kilómetros del cruce con la A-012 se accede a esta comunidad distante a sólo 3 mil metros de Piñero donde casi no existe la desocupación al punto que ya no hay viviendas para alquilar. La calidez de su gente es otro aspecto del lugar.
“Hay trabajo y es un pueblo tranquilo”, coinciden en señalar varios vecinos que aseguran sentirse orgullos de su terruño. A pesar de que la localidad aún carece de un desarrollo urbanístico homogéneo, su fortaleza radica en el empleo que genera la actividad privada. Varias empresas de diferentes rubros constituyen su dinamismo productivo que se conjuga con la actividad agrícola al tiempo que el sector comercial aporta lo suyo y no menos importante es el trabajo que proporciona la comuna. Dos fábricas de pirotecnia y la misma cantidad de plantas para la elaboración de cartones y de muebles para cocina además una empresa de calzados, industrias y talleres metalmecánicos y acopiadoras de granos son parte del potencial productivo del pueblo que acaba de cumplir 118 años.
Además cuenta con un parque de 300 camiones y fábricas de silos y de galpones y una exportadora de semillas, entre otros establecimientos.
Como la mayoría de los pueblos del interior santafesino está dividido por las vías del ferrocarril y se esfuerza en nivelar las diferencias estéticas que heredó de ese molde urbano. La iglesia tiene la particularidad de ser una de las pocas del mundo en que su campanario está ubicado en la parte trasera de la construcción y no en el frente.
Las pasiones se dividen entre el Club Atlético Unión “El rojo” y el Sportivo Fútbol Club Alvarez “Los Brujos”, cuyas instituciones además de contar con cómodas instalaciones poseen importantes mutuales. Juntas organizan carnavales en un corsódromo construido por la comuna en el predio del ferrocarril. “Si bien hay rivalidad esta fiesta nos une y este año se desarrolló la 7ª edición y recibimos ente 4 y 5 mil personas por jornada”, dijo Norberto Talamonti, de la comisión organizadora.
Si de jugadores de fútbol destacados se trata, de Alvarez surgió Leonardo Talamonti, quien tras su paso por Rosario Central y River Plate ahora está jugando en Atalanta, de Italia. También de aquí salieron Leonardo Borzani (Rosario Central), Juan Pablo Raponi (River, Banfield, actualmente milita en el fútbol español) y su hermano Juan Manuel, quien tras su pasa por Bolivia regresó a Central Córdoba. También es de Alvarez el ex técnico de Chacarita Junior de Buenos Aires, Dalcio Giovagnoli, quien acaba de firmar contrato con Belgrano de Córdoba.
El pueblo fue fundado el 7 de julio de 1890 por Justina Rodríguez en homenaje a su esposo Nicolás María Alvarez, quien falleció el 7 de abril de 1887 a los 52 años. Rápidamente encomendó a su hijo Bernardino la administración del naciente pueblo.
Pionera en la pirotecnia. Nicolás Vitantonio tiene 88 años y se destaca por haber sido el pionero en la fabricación de productos de pirotecnia en su pueblo. “Con la fábrica me fue muy bien, llegué a tener 50 empleados, Nunca le hice mal a nadie”, cuenta este hombre hoy jubilado.
Su industria llegó a ser la más grande de Sudamérica y “hasta tenía piso de parqué, cielo raso y era muy famosa”, recuerda Vitantonio con un sesgo de nostalgia.
También fue jefe comunal por el peronismo desde 1973 hasta el golpe militar del 76. En 1982 lo designaron para tomar las riendas de su pueblo. Teniendo la posibilidad de ser reelecto con el advenimiento democrático prefirió no aceptar.
También fue jefe comunal por el peronismo desde 1973 hasta el golpe militar del 76. En 1982 lo designaron para tomar las riendas de su pueblo. Teniendo la posibilidad de ser reelecto con el advenimiento democrático prefirió no aceptar.
El único hotel. Enrique Cesarini fue propietario del único hotel que funcionó en Alvarez y que forma parte de su historia. “Allí también funcionó 40 años el único restaurante del pueblo y primer teléfono público”, aclara este hombre de 78 años que hoy tiene un bar. Antes de poner en marcha el emprendimiento hotelero vivió con sus padres en la estancia de los Alvarez cuya casa “tenía 24 habitaciones” recuerda. “Mi viejo —rememora— llevaba a Don Angel Alvarez, uno de los hijo del fundador del pueblo, los domingos a la misa de la catedral de Rosario con un Lincol modelo 39 y mi madre era cocinera. En 1946 vinimos al pueblo y pusimos el hotel”.
Emprendedor visionario. A los 20 años Reno Arcadigni arrancó como carpintero y soñaba en ser un empresario exitoso. Con el tiempo y gracias a su espíritu emprendedor y voluntad de trabajo logró fundar lo que hoy es una de las fábricas líderes de amoblamiento para cocina, la firma Reno, principal generadora de empleo del pueblo. Tiene más de 160 empleados y además de vender sus productos al país exporta a Uruguay, Chile, Costa Rica, Perú y España. “Cuando empecé con el oficio de carpintero siempre tuve la meta de ser empresario para vender primero aquí, después en la zona y más tarde al país y el mundo” recuerda Arcadigni para sintetizar un sueño convertido en realidad.
“Hoy están al frente de la fábrica —comenta— mis hijos Aníbal y Pablo”. Y remarca que para ser empresario “hay que transpirarla y tener imaginación y creatividad. La empresa es como la vida, sin proyectos no tiene sentido”.
Un boliche centenario. En el pueblo de Alvarez todavía se encuentra en pie un viejo boliche centenario que también funciona como almacén.
El bar “El Gaucho” es casi un símbolo para los parroquianos que todos los días comparten un trago, juegan a las cartas, leen el diario o arman alguna guitarreada de fin de semana para fortalecer sus vínculos.
“Este boliche fue fundado por mi abuelo Nazareno, después siguió mi padre Juan y cuando murió, hace 14 años, yo me hice cargo para continuar la tradición familiar”, dice Fabián Scoponi.
“Es común que se hable de fútbol y cuando hay partidos no falta discusión, aunque nunca pasa a mayores porque todos somos muy amigos”, asegura.
Inmediatamente remarcar “aquí te enterás de todos los chismes del pueblo y siempre hay alguna anécdota para compartir”.
Cien años con historias y lucidez. “Cuando era una jovencita en el pueblo solamente se hacían dos bailes por año, los domingos la diversión era ir a la estación ferroviaria para ver pasar al tren y también nos entreteníamos caminando por la única avenida de tierra que había”. De esta manera Carmen Ciceri recuerda los primeros años del poblado que vio crecer.
Hoy ella tiene cien y es la mujer más anciana de Alvarez, aunque de una lucidez envidiable.
“Nací en el campo y cuando llegué al pueblo sólo había dos automóviles, la gente del campo venía de a caballo, las calles eran de tierra y no había luz eléctrica. Comparado con aquella época, vivir hoy en Alvarez es como estar en el paraíso”, dice esta simpática abuela que recomienda “no comer ni tomar tanto” para llegar saludable a la vejez.
Diversión. “Me hubiese gustado —reconoce— haber nacido en este tiempo para divertirme como las chicas de ahora ya que disfrutan de una libertad que nosotros no teníamos. No me quejo de mi pueblo porque es seguro y vivo en un barrio donde todos son serviciales y seguramente si volviera a nacer también me radicaría aquí”.
Con su humor a flor de labio dice que su doctor siempre la ve bien y hasta confía que le puso “el sobrenombre de “Magiclick porque voy a durar 104 años”, como afirmaba la publicidad del recordado encendedor a chispa.
Gustavo Orellano l La Capital l Miércoles 23 de julio de 2008 (fragmentos principales)
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