Un amargo despertar con cuatro ladrones en la casa

La madrugada del jueves, Emilio Bracamonte y Matilde Gaitán dormían en su casa del barrio Tablada cuando la irrupción de tres hombres en su habitación los despabiló. Todavía adormilados, distinguieron la silueta de los desconocidos y el caño amenazante de un arma de fuego que sostenía uno de los intrusos en una de sus manos. La intimidación los dejó inmóviles en la cama.

Con la pareja a su merced, los maleantes iniciaron una desordenada búsqueda de dinero en efectivo por todos los rincones de la vivienda. Finalmente, en un placard de la pieza encontraron 21 mil pesos que Emilio había ahorrado como regalo de fin de año para sus dos hijos. La plata no fue lo único que recogieron los malhechores. También saquearon un quiosco que el matrimonio tiene en la parte delantera de la propiedad. Emilio tiene 68 años y se jubiló el mes pasado después de ejercer como maestro de dibujo en escuelas primarias. Su esposa, Matilde, tiene la misma edad. Están próximos a cumplir 50 años de casados y ayer a la tarde estaban profundamente consternados por el atraco.

Literalmente, se quedaron "sin un peso", pero lo que más angustiaba al docente era no poder brindarle el regalo de fin de año a sus hijos: Daniel, un diseñador gráfico de 35 años, y Andrés, un trabajador metalúrgico de 26. Los Bracamonte vive en una casa situada en Cepeda 4087, a la misma altura de Abanderado Grandoli. En la parte delantera de la propiedad tiene un salón de ventas que atienden a través de un pequeña ventana. Cuando faltaban 20 minutos para las 3 de la mañana de ayer, el matrimonio descansaba en su habitación cuando un ruido estruendoso sobresaltó al dueño de casa. Alguien había abierto la puerta de la calle y derribado la silla de caño que Emilio apoya habitualmente sobre la abertura para impedir la irrupción de intrusos. El hombre apenas tuvo tiempo de encender la luz y sentarse en la cama. Levantó la vista y observó a cuatro hombres delante de él. Amenazas.

Entonces uno de los desconocidos lanzó la frase de rigor. "Decime dónde está la plata y el oro", voceó mientras apuntaba con un arma de fuego a la cabeza del dueño de casa. Emilio no respondió. Entonces, los maleantes maniataron en la cama al matrimonio. "Nos ataron los pies y las manos con ropa que sacaron del placard", comentó Emilio lloriqueando.

Sin obstáculos a la vista, los ladrones comenzaron una búsqueda desenfrenada por toda la vivienda. Primero encontraron mil pesos que estaba sobre una cómoda. Pero el botín les pareció escaso. Entonces las intimidaciones de los intrusos se acrecentaron. "Yo le corrí el arma al que me apuntaba, pero el otro tipo le apoyó una pistola en la cabeza a mi mujer. En un momento pensé que nos podían volar la cabeza", recordó Emilio con angustia. Tras ello, los ladrones abrieron los cajones del placard y revolvieron todo lo que había en su interior mientras arrojaban las prendas de vestir y las cajas de zapatos sobre la cama matrimonial.

Finalmente, ante los ojos de los intrusos aparecieron los 21 mil pesos que el dueño de casa había atesorado en los últimos meses. El atraco duró media hora y uno de los asaltantes hasta tuvo tiempo de probarse una campera de Emilio. "Tenés buena ropa", le dijo con ironía. El dueño de casa hizo una mueca de resignación mientras escuchaba los pasos de otros ladrones que deambulaban por la casa. Es que los malhechores se introdujeron en el quiosco familiar y vaciaron algunas estanterías. Así, paquetes de cigarrillos y golosinas engrosaron los bolsillos de los ladrones.

"Se llevaron hasta las monedas de 5 centavos que había en la caja y un monedero con cambio", contó Matilde. Los ladrones coronaron su tarea delictiva llevándose un televisor con pantalla de plasma de 46 pulgadas. Con el botín en su poder, se marcharon en una moto y un auto. El atraco fue denunciado en la comisaría 16ª, pero hasta anoche los ladrones no había sido localizados por la policía.