“Un momento histórico”

Así definieron el hallazgo de los cuerpos de las personas secuestradas en Rosario y enterradas como NN en Barrancas  durante la dictadura. Destacaron la "lucha inclaudicable por la verdad y la justicia" .

Familiares de uno de los desaparecidos en Rosario durante en la dictadura militar e identificado en los últimos días definieron este jueves como "histórico" el hallazgo de los cuerpos.

"Es un momento histórico, no sólo para la causa sino para la familia", expresó Ana Moro, pariente de Miriam Moro, que era la esposa -también raptada y asesinada- de Roberto De Vicenzo, uno de los muertos identificados.

"Lo importante fue no claudicar. Seguir, seguir y seguir. Primero los buscábamos con vida, después supimos que los mataron. Pero luchamos por la justicia y por la verdad", contó la mujer, que reclamó además "castigo a los culpables".

La familia de la víctima brindó una conferencia en la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia, ubicada en la sede local de la Gobernación. También participaron autoridades de Derechos Humanos y del Equipo Argentino de Antropología Forense, que posibilitó el reconocimiento de los restos de Roberto y de otro joven rosarino, enterrados como NN durante tres décadas en el cementerio de Barrancas.

Roberto De Vicenzo había nacido el 4 de febrero de 1952, estaba casado con Miriam Moro y tenía dos hijos antes de ser asesinado durante la última dictadura. En el marco de una investigación que tramita el juzgado federal Nº 1 de Santa Fe, a cargo de Reinaldo Rodríguez, sus restos fueron identificados mediante estudios genéticos.

El entonces joven militaba en el peronismo revolucionario y era alumno de la facultad de Humanidades de la UNR junto con su esposa, a quien había conocido en la escuela Superior de Comercio, donde ambos estudiaron la secundaria.

El 27 de setiembre de 1976, a los 24 años, fue secuestrado a manos de los grupos de tareas que comandaba Feced. Lo vieron con vida en el centro clandestino del Servicio de Informaciones de la Policía de Rosario.

Su esposa, de la misma edad y embarazada de cuatro meses, también fue secuestrada ese día en zona sur y fusilada junto a otro compañero, cuyos cuerpos aparecieron en un camino rural. Fue enterrada como NN en el cementerio de Casilda pero su familia nunca pudo recuperar sus restos.

Por Rosario 3