Los chicos de la calle

Recorrer las calles de Rosario causa angustia para todos aquellos que decidieron ver con otra perspectiva lo que ocurre alrededor, cada esquina permite el derramamiento de una lágrima para los ciudadanos que todavía no naturalizaron el verdadero problema que padece la ciudad. Los chicos de la calle es la cuestión que las autoridades tienen que resolver urgente, todos los días estos salen a “trabajar”  arriesgando su bienestar entre los autos y poniendo en juego su vida por un par de monedas.

En Rosario hay unos cien chicos que regularmente duermen en la calle. Así lo aseguró la titular de la Dirección Provincial del Menor, la Mujer y la Familia, Graciela Martinet, quien detalló que “se trata de pibes que pasan la mayor parte del tiempo en la vía pública, muchas veces pidiendo o trabajando, no vuelven frecuentemente a sus casas y en muchos casos no están escolarizados”, Informaba a La Capital en año 2005, hoy vemos que esa cantidad se triplicó y son más los chicos que quedan al libre albedrío de la noche con toda la oscuridad que la caracteriza.

Buscar el inicio de ésta situación sería imposible, la cuestión es entender a la sociedad como un circuito donde si algo falla también falla lo subsiguiente. En los últimos tiempos se empezaron a perder valores que antes eran principales y hacían a la vida en comunidad, existían espacios para la integración como clubes de barrio que generaban contención para los más necesitados, estos en la actualidad se encuentran en un total deterioro que provoca el cierre definitivo de estos espacios. De alguna forma u otro el niño se insertaba, creaba y salía de la calle.

¿Qué generarían los lugares de contención, por ejemplo el club?

Entrevista con Carina Cabo

Cabe destacar la labor de la Municipalidad local en hacer por lo menos el esfuerzo en recuperar a esto chicos, el Programa de Promoción Familiar del Área de la Niñez de la Secretaría de Promoción Social viene trabajando hasta el momento con aproximadamente 450 niños y niñas en situación de calle. El 64 por ciento son niños y el resto niñas, mientras que los grupos familiares con hijos en situación de calle son 183 y representan el 42 por ciento de las familias abordadas, los datos se desprenden de un informe elaborado por el Área de la Niñez que explica que los objetivos del programa son "disminuir y evitar la permanencia de los niños y niñas en la calle”.

A lo dicho anteriormente cabe agregarle ese 64% de chicos que trabajan en la calle y precisamente en esquinas cada vez que el semáforo se pone rojo es por la concepción de familia tradicional que ellos tienen, donde el hombre sale a la calle a trabajar y la mujer se queda realizando los labores de un ama de casa, no significa que las niñas estén exentas de peligro, todo lo contrario muchas son abusadas sexualmente o victimas de la violencia y el maltrato.

Otra de las cuestiones es el consumo de drogas. Los operadores que forman parte del Área de la Niñez y que trabajan en la calle sostienen que "cuesta mucho problematizar la situación de consumo y su situación en relación al trabajo" aunque reconocen que "obviamente, son pibes que vienen de familias adonde el trabajo ha dejado de ser ordenador hace tiempo". Para cerrar agregaron que "También está la cuestión de la relación con las fuerzas de seguridad, con la policía, donde en general los tratan como si fueran adultos”.

La segunda observación es la problemática de “la cercanía a circuitos delictivos porque la pobreza y los barrios en donde viven hacen que muchas veces la transmisión de la cultura se de a partir de lugares donde circula mucha plata y adonde se vende droga, entonces es complicado. Otra cuestión difícil es la falta de vínculo institucional. Hay casos en que la familia tiene graves dificultades en el vínculo institucional, y eso atraviesa todo".

La pobreza de esto chicos es una realidad que no se ve, pero que si existe en el contexto diario de los transitan por la ciudad. La situación más enfermiza es la de bajar la ventanilla del auto y darles una moneda, pareciera ser que problema se termina cuando el individuo se enorgullece de su propia acción, de ésta manera se naturaliza y Rosario sigue sin crecer.

Lamentablemente el pensamiento de estos chicos, que no terminan los estudios, es el de sentir que jamás van a tener posibilidades de progresar, de crecer y de convertirse en alguien porque esa es la única realidad que conocen, la que les enseño la calle y a la cual se encuentran acostumbrados; son relegados sociales considerados muchas veces como “negritos sin futuro”, pero la realidad es otra “todos tenemos futuro” por lo tanto la delincuencia, la droga y los abusos es lo que le espera a la sociedad si no se los contiene.

Los puntos estratégicos que utilizan a la hora de salir a recolectar sus chirolas, son verdaderamente calles muy transitadas y de carrilles con una velocidad que superan los 40 Km/h, por ejemplo la esquina de Bulevar Oroño Y Pelligrini, ante cualquier descuido de los conductores o inclusive de los niños ocurre un grave accidente

Las imágenes que se ven son caóticas, ver niños comer arrodillados en los cordones de las veredas las sobras de una multinacional es el mejor sinónimo de la marginación, pero Rosario se enorgullece en venderse como ciudad turística o en ser la cede de los reconocimientos “Magazine”, pereciera ser que la sociedad está totalmente desconcertada y que viven con una distorsión de ideales. Los medios de comunicación deberían interiorizarse y ayudar recuperando al periodismo cultural que ejerce una real configuración de las ideas y del gusto público de una época como bien planteaba el ausente Jorge B. Rivera y no mirar al costado.

Si bien se dice que, una imagen vale más que mil palabras, esto parece opacarse frente a la dura realidad, que se vive día a día, con decenas de chicos en las calles suplicando por la piedad de unas cuantas monedas, enfermos, hambrientos y maltratados, enfrentando diariamente a una sociedad ciega sordo muda, que solo lucha por su bienestar, por su individualismo y por su progreso.

Los chicos y la inocencia

La inocencia de un niño es la que los hace ser niños, pero ella muchas veces llega al punto de que se realizacen actos sin pensar, en estos momentos se arriesga la vida y se traspazan los límites de los demás pares atentando contra sus libertadades. La educación es lo principal para estos casos, pero una educación concreta y correcta.