El pegamento entre los chicos de la calle

La pobreza y la marginación social afectan a una enorme cantidad de menores. Postergados al desamparo más radical, en muchos casos sin familia ni espacio de
 contención, es cada vez más frecuente que estos chicos queden atrapados en el circuito de las adicciones. Sobre ellos, el paco y el pegamento ejercen efectos devastadores.

Así, y en sólo 24 horas, entre el miércoles y el jueves de la semana pasada, murieron en Rosario dos chicos de 14 años por inhalar pegamento. Estas muertes se inscriben en el uso cada vez más temprano y frecuente de pegamentos con tolueno para drogarse, en muchos casos combinado con alcohol y otras sustancias tóxicas.

En Rosario, los chicos de la calle comienzan a consumir inhalantes como droga alrededor de los ocho años, según un estudio municipal. En los espacios públicos de la Ciudad de Buenos Aires también se pueden observar a chicas y chicos muy pequeños drogándose.

La iniciación en los pegamentos suele funcionar como el primer paso para otras adicciones, como el alcohol y el paco. Como las respuestas institucionales son deficientes, la recuperación de los chicos y adolescentes se hace más difícil a medida que incrementan la dependencia.

En materia de inhalantes, a nivel nacional y de la Ciudad de Buenos Aires se carece de normas que restrinjan la venta a menores. Pero más grave aún resulta que los chicos de la calle queden, por la inacción o el maltrato institucional, condenados a la marginalidad y privados de futuro.

Dos menores de 14 años murieron en Rosario por inhalar pegamento. Los chicos de la calle hacen un uso cada vez más temprano de las drogas. Mientras tanto, la asistencia social no despliega estrategias adecuadas para ayudarlos y darles contención.