Por el asesinato, que podría calificarse como absurdo, fue detenido un muchacho de 20 años apodado Piris, vecino de la víctima y sin antecedentes delictivos. ¿El móvil del crimen? Un contexto pasional en el que tanto el matador como la víctima eran ajenos, al menos directamente.
Ramiro Orué, de 21 años, murió asesinado de un certero puntazo en el corazón ayer a la 1.30 de la madrugada en la puerta de su casa del barrio Tango, en el extremo oeste de Rosario. Por el asesinato, que podría calificarse como absurdo, fue detenido un muchacho de 20 años apodado Piris, vecino de la víctima y sin antecedentes delictivos. ¿El móvil del crimen? Un contexto pasional en el que tanto el matador como la víctima eran ajenos, al menos directamente.
El asesinato de Orué fue el punto final de una áspera discusión que se dio cuando un grupo de muchachos fue a patotear la casa del pibe asesinado. A unos 80 metros de la escena del crimen fue secuestrada un cuchillo tipo faca de 10 centímetros de hoja.
"Me mataron a mi hermano. ¿Y yo ahora qué hago?", repetía una de las hermanas de la víctima mientras recibía el abrazo de una amiga.
¿Razones? Rosario se está transformando en una ciudad donde un crimen puede suceder por cientos de motivos. Muchos de ellos tan absurdos e imprevisibles como una discusión entre vecinos a partir de un piropo mal utilizado, una calentura del momento o el desaire de una muchacha.
En pocas palabras, en algunos lugares o momentos la cotización de la vida está en baja. Y cuando el valor es nada, todo se hace cuesta arriba.
En patota. Los Orué viven una vivienda ubicada en la calle José de Calasanz, la prolongación de Mendoza hacia al oeste de Wilde, al 9600. Entre Manuel Ugarte y Pugliese, a cinco cuadras del estadio mundialista de hóckey sobre césped y a 200 metros del campo de deportes del colegio Cristo Rey, en los confines de barrio Tango y Los Unidos. Ramiro trabajaba en la construcción junto a su padre.
Ayer a la 1.30 de la madrugada Ramiro estaba junto con su familia finalizando una cena que había tenido a la pizza casera como estrella de la noche. Estando ya de sobremesa a la puerta de la casa, la familia escuchó cómo un par de motos se estacionaban sobre la vereda y al menos tres muchachos increpaban a los gritos y de forma violenta a los hombres de la familia.
"Esto fue una locura. Los muchachos estos cayeron a patotear a la casa por un problema que viene de hace un tiempo. No sólo vino el que asesinó a Ramiro sino que había dos motos y se escucharon un par de disparos. Es más, uno de los que vinieron a patotear recibió un balazo en una pierna que en la confusión le dio uno de sus compañeros", explicó un familiar político de Ramiro, el único que aceptó dialogar con LaCapital ayer por la mañana cuando en la casa de José de Calasanz al 9600 esperaban la llegada de los restos de la víctima para velarlo.
Ese "problema que viene de hace tiempo" al que se refería el interlocutor tiene su origen en una circunstancia tan banal como el noviazgo que tuvo hace algunos meses una hermana de Ramiro con un muchacho que vive por Agustín Magaldi al 9400. Hasta aquí nada que exceda de lo normal.
El problema se generó cuando la joven cortó la relación. Y se agravó cuando comenzó una nueva. El domingo pasado el novio de la joven, un joven que no es del barrio, fue apretado por los amigos del ex novio cuando circulaba con su moto.
Al enterarse, Ramiro buscó a los agresores y les dijo que no se metieran con su familia. Ese era el contexto cuando Hugo, de 48 años y el padre de la familia Orué, y Ramiro salieron a la vereda. Todo se desmadró en cuestión de minutos.
Estocada final. Tener precisiones sobre la dinámica fina del encontronazo entre los dos grupos fue inviable. Una fuente allegada a la pesquisa, en manos de la jueza de Instrucción Mónica Lamperti, indicó que Ramiro recibió la estocada que le atravesó el corazón al tratar de defender a su padre.
Sea cual fuere esa circunstancia, la disputa cesó con la herida mortal a Ramiro. Allegados a la familia indicaron que en el lugar también quedaron esparcidas un par de vainas servidas.
Detenido. Mientras Hugo trasladaba en un auto a Ramiro agonizante al policlínico San Martín, de Chubut al 7100, efectivos de la sección Homicidios de la policía rosarina detuvieron en Magaldi al 9400, a seis cuadras de la escena del crimen, a Miguel Angel M., de 20 años y conocido en el barrio por el apodo de Piris.
A 80 metros del lugar donde Ramiro resultó herido había una faca de 10 centímetros de hoja. El detenido no tenía prontuario abierto y mañana deberá prestar declaración ante la jueza Lamperti. Quién sabe si podrá explicarle si tuvo alguna razón para matar.
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Carlos